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Concejales sin pena, ni PEMP

Concejales sin pena, ni PEMP

La negativa de nueve concejales a aprobar la adopción del Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), no demostró nada más allá que la superficialidad y ligereza con la que normalmente afrontan cada uno de los debates y controles políticos a los que asisten ávidos de sus honorarios.

No se puede negar que existen tres o cuatro, de los quince, que sin exageración, sí marcan una diferencia notoria sobre los demás por su tendencia a indagar, investigar, gestionar y afrontar los debates con argumentos técnicos y no producto de emociones irracionales o biorritmos cíclicos.

Entrar a discutir si un juez puede «obligar» a los concejales a votar a favor o en contra la adopción del PEMP al Plan de Ordenamiento Territorial, no es mi intención. Debo partir del principio de que lo que se estaba adelantando en el Concejo Municipal cuando se presentó el Proyecto de Acuerdo para este fin, era solamente un trámite, un protocolo (por llamarlo coloquialmente) para poderlo vincular al POT y empezar a cumplir con las etapas que lo componen.

Lo que pretendo demostrar es, en cambio, la falta de responsabilidad para afrontar con respeto a la ciudadanía y a la casi ciudad las discusiones y decisiones que exigen una atención especial y manejo apropiado para temas trascendentes como el del cuidado y preservación de los Bienes de Interés Cultural (BIC), y de los bienes inmuebles considerados de valor patrimonial, que según la relación en la Gaceta Municipal número 144, llegan a 59 elementos.

Nunca, ni en los Concejos anteriores ni ahora, este ha sido un tema que les preocupe. Antes por el contrario, ante la desidia administrativa, ojalá sin dolo, han ignorado el atropello y la «mutilación arquitectónica» de la mayoría de inmuebles declarados de conservación.

¿Ejemplo reciente? El edificio en donde funcionó el Banco Cupocrédito (calle 16 con carrera 10, esquina). Considerado de valor patrimonial arquitectónico, hoy lo han convertido en un sanandresito más. ¿Algún concejal se ha manifestado emprendiendo alguna acción para detener el atropello y recuperar su fachada?

Vienen a decirle a la ciudadanía que no votaron el Proyecto de Acuerdo del PEMP de la Plaza de Mercado porque no tuvieron tiempo para estudiarlo, es falaz. Entre otras cosas, porque si se les presentó cinco días antes de finalizar sesiones, el tomo dos, Propuesta Integral Documento Técnico De Soporte, de agosto 2019  estaba publicado en la página del Ministerio de Cultura desde el 12 de junio de 2020, precisamente para que la ciudadanía aportara con sus conceptos. Y el 16 de septiembre apareció en varios medios de comunicación la noticia de la entrega de la Resolución, incluido el de Plus Publicación y la Gobernación de Cundinamarca.

Y entonces orondos y dignos salen a decir que no tuvieron el tiempo suficiente para estudiar el tema. ¿Acaso debe asumir la ciudadanía y su urgencia de progreso, la lentitud de aquellos que por pereza o precariedad intelectual no investigan ni se documentan de los temas importantes del municipio?

¿Tampoco tuvieron el tiempo suficiente para presentar Proyectos de Acuerdo de iniciativa propia durante todo el 2020?  

Presuntuosos creen que los debates se discuten con golpes en el escritorio y talante vocinglero. No es la capacidad de oratoria que creen tener la que se impone por encima de las ideas claras y los conceptos precisos. En cada una de las intervenciones justificando el voto negativo no se escucha un concepto construido alrededor de lo técnico, (así no fuera a lugar).

Presentar, por ejemplo, el tema de las escaleras eléctricas que proponen instalar en la Plaza de Mercado como óbice para no aprobarlo es equivocado. No hace parte del documento del PEMP que se debía adoptar en el POT. Es cierto que se ha hablado sobre el asunto, pero corresponde a una propuesta ajena al documento aprobado por el Ministerio de Cultura. ¡Pifia total!

Que un concejal diga en la sesión del 5 de diciembre que, «Si mi proceder no es objetivo es gracias a esas presiones indebidas del señor alcalde» traduce que sus decisiones están sujetas a las buenas o malas relaciones con Lozano, lo que es un error desde el punto de vista ciudad. No son las buenas o malas relaciones con el alcalde lo que debe guiar la lucidez y toma de decisiones de un concejal, sino lo que le conviene o no a Girardot.

Nadie niega la legitimidad de los concejales elegidos, pero no como para que repitan con un exceso de jactancia, blindando su negativa, que son los representantes del pueblo, cuando alcanzaron la curul con 700 o 1000 votos y el potencial de votantes del 2019 superó las 80 000 personas. Está bien que reclamen sus derechos, pero que no exageren teniendo en cuenta la cantidad de personas que los eligieron, como si un millar o menos representaran literalmente la decisión de todo un pueblo.

Pero claro, nada de lo anterior justifica tampoco que el alcalde «bote» aproximadamente 12 Proyectos de Acuerdo al Concejo para ser estudiados en menos de un mes, esperando una negativa para señalarlos como los enemigos de Girardot. No alcalde, sea serio con la casi ciudad y no coloque un Proyecto como el del tema tributario, con 407 páginas, para ser estudiado y aprobado en menos de treinta días.

El próximo año seguramente se aprobará el PEMP de la Plaza de Mercado demostrándose entonces que la negativa de fin de año no fue concebida desde lo técnico, sino desde el distanciamiento evidente que existe con el alcalde.

Distanciamiento que también aleja a Girardot de la posibilidad de crecer como ciudad.

¡Hágame el favor!

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.