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¿La Casa de la Cultura sin cultura?

¿La Casa de la Cultura sin cultura?

Ha sido sorprendente llegar a Girardot y poner la lupa del desencanto sobre la Casa de la Cultura, ya que es un sitio al que uno se imagina lleno de todo lo que tradicionalmente hablan: actividades armoniosas, talleres, ventas, historia, vivacidad, patrimonio, orgullo, o como su mismo nombre lo indica, cultura.

Según la Real Academia Española (RAE) la cultura popular se define como: «Conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo».  ¿Es decir, que lo que se tiene como Casa de la Cultura expresa todo aquello que conforma tradicionalmente a Girardot? 

Me resulta difícil pensar que exista tan poca trascendencia en el mantenimiento adecuado de las instalaciones de la antigua estación, un patrimonio histórico que amerita atención especial por parte de los que administran este municipio y así mismo de la misma sociedad. ¿Cómo es posible que aún no existan cambios visibles? No sé hasta qué punto paisajístico tendrá que llegar la Casa de la Cultura para que sea intervenida, si es que realmente están interesados en ello.

Y mirando un poco más lejos, hoy día resulta complejo encontrar un canal virtual de comunicación de esta institución en donde se suministre información veraz y actualizada, como lo puede ser un portal web oficial, una página institucional en Facebook bien administrada y permantente. Algo que logre conectar y comunicar a los residentes de Girardot en una época en que la comunicación es de suma importancia para que la historia y las tradiciones prevalezcan en el tiempo.

Los espacios físicos dentro de la sociedad también comunican,  ya que percibir el deterioro o el embellecimiento de un entorno  cambia totalmente la percepción del individuo, en este caso hacia una infraestructura con gran significado histórico, en donde el abandono tiende a tener un efecto en cadena por el significado que le transmite a una persona, luego a una comunidad y después a todo un municipio; en algún punto de nuestra vida gracias a estas percepciones es posible que los significados se transformen. Podrían las personas con el pasar del tiempo pensar que aquel sitio no tiene tanto valor histórico ya que evidencian que no importa su deterioro progresivo, qué tanto le hagan o qué tanto signifique dentro de su cultura.

Un sitio el cual acoge artistas, un espacio de donde emana la tradición, tanto dato antiguo y que hasta su propia edificación tiene algo que contarle a los girardoteños no debería presentarse en estas condiciones.  La apropiación, el respeto y la memoria no es solo para los que se acercan por su propia cuenta a través de la reja a preguntar. La Casa de la Cultura debe ser verdadera cultura popular, un generador de apropiación y de enseñanza en donde el trabajo mancomunado de los que realmente quieren rescatar y visibilizar la antigua estación del tren genere la debida atención.

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.