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¿Un código de silencio ronda los pasillos del Concejo?

¿Un código de silencio ronda los pasillos del Concejo?

El Concejo de Girardot desacreditado por los actos de algunos de sus integrantes, verdad o no, ha caído en un hueco que se venía horadando desde administraciones anteriores, pero nadie imaginó que a las profundidades que descendería sería en contra de la misma Girardot por la que ellos promulgan trabajar.

Solo para hablar del Concejo electo hace más de un año, su autodestrucción comenzó con las diferentes solicitudes de pérdida de investidura entre unos contra otros, que, de acuerdo con algunos afectados, supone componendas y conspiraciones, que, de ser ciertas, irían en contravía a la razón para lo que se eligen, trabajar por el progreso de esta cada vez más casi ciudad.

En esa enconada cacería, en donde no queda claro víctimas y victimarios, ni sus alcances de voracidad, ya un concejal dejó de ostentar su credencial: Diego Alejandro Herrera Arias; en cuanto a Jhonatan Gómez Parra, aunque aún vigente, el Consejo de Estado falló en su contra revocando un fallo anterior, y decretando la pérdida de investidura. El primero, recién llegado a la Corporación; y Jonhatan, repitiendo por segunda oportunidad y con unas ambiciones precoces e inocultables por ser alcalde de una casi ciudad que él, también, de alguna manera ha ayudado a reducir.

Se encuentra pendiente la decisión sobre el mismo caso de la presidenta del Concejo, Milena Lugo. Aunque de lo sucedido con los dos primeros se podría deducir lo que viene, es mejor esperar un fallo en firme.

Recientemente, como agravante, aparece un audio presentado por una denunciante ante el Concejo Municipal de la casi ciudad durante la instalación del segundo periodo de sesiones ordinarias. En el mismo, se escucha presuntamente a dos concejales dialogando con un tercero en términos que no deja mucho qué imaginar ya que son demasiado explícitas, crudas y gráficas varias de las expresiones utilizadas por uno de los servidores públicos hablando de «negocios».

Pero no quiero contaminar con especulaciones lo que por competencia debe ser investigado por la Fiscalía General de la Nación.

Lo que me llama la atención es que, ante abundantes indicios, insinuaciones, posibles evidencias, siempre sobresale y domina un aparente pacto de silencio que deja sin piso y a la deriva cualquier denuncia. Es un tema del que muchos hablan en privado sin sostenérselo a nadie; hablan del milagro, pero no del santo.

Los rumores de lo que presuntamente ocurre hace varios años en los pasillos del Concejo de Girardot terminan siendo leyendas urbanas, señaladas como especulaciones a falta de pruebas. Posibles víctimas, auto reconociéndose así, hablan sobre actos de corrupción no dejando títere con cabeza, pero sin evidencias, ni valor cívico para poner la cara y exponerse ante su supuesto victimario.   

Algo similar sucede al interior de la Corporación. Es casi imposible encontrar a un miembro del Concejo de Girardot que afirme ser testigo de acciones incorrectas o inmorales, contrariando los cánones éticos que propone el mismo ejercicio democrático y tal investidura. Casi nadie ve, ni escucha.

Por lo anterior considero interesante dos situaciones que pueden venir como anillo al dedo: la semana pasada, en una corta entrevista con el concejal Jhonatan Gómez, mencionado en la grabación en donde se le endilga recibir $200 millones por la aprobación de la Sociedad de Economía Mixta, la periodista Karen Vera  ante la duda de, «[…] cómo son esas negociaciones para aprobar o no aprobar», preguntando si hay coimas o no, Gómez Parra afirma que, «De esta forma como se está dejando en el ambiente, no es la forma como allá suceden las cosas», desmintiendo cualquier hecho subrepticio o negocio relacionado con la aprobación de ciertos proyectos de acuerdo.

Sin que lo anterior signifique que no es verdad lo que dice Jhonatan Gómez en su entrevista en Radio Uno, pero hablando de la honorabilidad del Concejo que en ese momento presidía, en una entrevista concedida a Plus Publicación publicada el 3 de agosto de 2022, afirmó: «Por eso es por lo que esa palabra, “honorable”, raya mucho en la ciudad girardoteña, porque es que eso es lo que debería ser, honorable Concejo Municipal. Pero es lo que hoy no es. […] ¿Qué honorable va a ser a raíz de todos estos escándalos?; […] ¿Qué honorable va a ser una Corporación, el hecho (sic) que se estén ventilando peleas, disgustos entre compañeros, por, tal vez, egos, por asuntos personales? […]». Posición que reafirmó en una entrevista posterior del 10 de diciembre del mismo año.

Andrés Iván Trujillo Sánchez, presidente durante el 2023, en la entrevista publicada el 18 de enero del mismo año, aunque no coincide con la opinión del presidente saliente, manifestó: «Hay conductas que sí hacen poner en tela de juicio esa honorabilidad de algunos compañeros, sin entrar en ningún caso específico. Es eso».

Cuando le pregunto si es cierto que aquellos proyectos de acuerdo que benefician a una u otra persona traen un «regalito» o un «cariñito», advierte que no ha sido testigo de ninguna conducta indebida en ese aspecto. Pero afirma que, «[…] o de camaradería con el Alcalde, en ser complacientes entre muchos proyectos, a pesar de impopulares, buscando respaldos en temas laborales. Eso sí lo puedo ver, o sea, es muy evidente, mejor dicho».

Finalizando agregó: «El concejal que llega quiere construir o consolidar su equipo político, […] hacen lo que el alcalde de turno les pida, independientemente del proyecto que sea, en busca de consolidar sus equipos políticos para en muchas oportunidades repetir una, dos, tres veces al Concejo».

Reflexión: ¿no es contradictorio que una persona invierta un dinero importante para llegar a ocupar una curul en el Concejo, interesada en aportarle a la casi ciudad, pero que en cuatro años no presente un solo proyecto de acuerdo de su autoría que beneficie a la casi ciudad?

¡Demasiado silencio en medio de tanto barullo!

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.