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Y la escuela triunfó

Hubo una vez un país maravilloso, con excelentes recursos naturales, clima y tierras mágicas en las que lo único que no germinaba era lo que no se sembraba.
Sus gentes muy trabajadoras, hombres y mujeres fuertes y amables, con una larga historia de luchas que la mayoría desconocía por falta de oportunidades educativas, pero también el miedo inundaba su ser ante la violencia que padecían. En definitiva, allí las cosas cada vez iban de mal en peor. Donde debían germinar la paz y la esperanza crecían la corrupción, el miedo, la indiferencia y la apatía, lo cual creaba un ambiente de profunda desesperanza.
Parecía que nada podía cambiar. Los gobernantes cada vez más distantes de sus gobernados y estos, cada vez más decepcionados y arrinconados por las necesidades.
En eso pensaba Arnulfo, revisando su viejo libro de historia patria. Pasaba sus páginas, miraba sus descoloridas fotos de supuestos héroes y padres de la patria, queriendo entender esa triste realidad.
Arnulfo ya era un hombre, padre de cuatro pequeños, entre ellos tres niñas y por primera vez se percataba que en su viejo libro de historia las mujeres eran casi invisibles y no entendía la razón. Por donde miraba sentía que las cosas no eran justas. En esos análisis invertía el poco tiempo de descanso que tenía…pensaba y soñaba en cómo aportar al cambio, pensando en sus hijos.
De repente la algarabía de ellos lo aterrizó. María, René, Sol y Ruby, llegaron como siempre bullosos pese a la larga caminata que tenían que hacer para llegar a la única escuela a la que podían acceder.
-Tenemos hambreeee. Era el primer grito.
-La profesora dijo que van a cerrar la escuela por falta de niños.
-Este año seguiremos con guías y enviando tareas como podamos a la profesora, por la pandemia.
-la profesora dijo que seguimos sin internet y sin agua…
Arnulfo miraba con angustia a su mujer que estaba muda con tanta información y bullicio de sus pequeños. Oírlos y verlos ahí tan anhelantes, les recordada que ellos solo habían podido cursar algunos años de primaria, precisamente porque por ese tiempo cerraron la escuela y no pudieron terminar sus estudios. Después de muchas luchas lograron que la escuela se abriera, aunque carente de muchas cosas, porque al sector rural todo le llega tarde e incompleto. Todavía no tenían secundaria, acueducto, alcantarillado, menos internet y ni que pensar de la oportunidad de universidad.
Al otro día Arnulfo y otros campesinos se acercaron a la escuela a conocer lo que estaba pasando. La maestra estaba sola y les explicó la situación. Les dijo que era importante que ellos participaran en el gobierno escolar, les habló de sus derechos, de la Ley general de educación y del Decreto 1860. La explicación les dejó muy claro que la participación era su esperanza.
Así, y pese a la apatía de otros padres, Arnulfo lideró el consejo de padres y por sus propuestas fue elegido para el Consejo Directivo. La comunidad educativa de la vereda “El Búho se logró unir y con su participación decidida, lograron erradicar para siempre a la indiferencia y la apatía.
Así lograron para sus hijos que en su vereda la escuela fuera mejorada, se construyeran aulas para tener allí el bachillerato, con agua potable, alcantarillado, energía e internet tan necesarios como urgentes en pandemia. El compromiso de la comunidad educativa, su interés por hacer valer sus derechos, hicieron la diferencia.
En esta lejana escuela, la actitud de todos cambió, hoy todos participan, escuchan y se hacen escuchar, así son tenidos en cuenta, pues eligen a quienes tienen las mejores propuestas para la comunidad. La escuela fue el escenario perfecto para revivir en todos la esperanza de paz y justicia social, destacando el liderazgo de la maestra.
Fin.
Imágenes Pixabay.
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