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Votar es un derecho

Votar es un derecho

Amables lectores, la decisión de participar en las elecciones regionales es un derecho que nos brinda la Constitución y la democracia en términos de poder elegir y ser elegido.

Si usted se queda en la comodidad de su casa, y a partir del 30 de octubre de 2023 retoma la posición radical de crítico basado en el derecho de criticar acérrimamente a todos y por todo, permítame decirle que sus posiciones no contribuyen absolutamente a nada. La diferencia la marca en sus conceptos u opiniones, que, por supuesto, son negativas y que salvaguarda expresando, «no vote por ninguno». Sumando las más variadas posiciones bajo las cuales pretende blindar «el derecho a criticar», «a desprestigiar», y, sobre todo, pretendiendo consolidar su egoísta y ególatra posición.

Aquellos que no participan están igualmente en el «derecho de hacerlo», ¿pero saben qué? Pierden el derecho futuro inmediato a opinar sobre acciones, gestión y desempeño de quienes salieron elegidos, sea bueno, regular o malo.

Si no le convence ninguno de los candidatos, es respetable. Pero cumpla con el deber de votar, manifiéstese, exprese el no respaldar a ninguno VOTANDO EN BLANCO, los cuales se cuentan y suman, y para muchos es considerado un voto protesta.

Es un voto contra los vicios burocráticos, la corrupción, la politiquería, los clanes y la involución del crecimiento y desarrollo de nuestra ciudad. Girardot va en vertiginosa picada al despeñadero; razones más que poderosas para salir a votar, la abstención no es una protesta, es una posición tibia, cómoda y que algunos creen que les otorga patente racional y de conocimientos para opinar negativamente.

Sobre todo, reitero, creyéndose poseedor de la razón y la verdad. Pues lo siento, pero si ha decidido seguir autoengañándose, allá usted.

Amables lectores, este 29 de octubre no solo marquemos libremente el tarjetón. Indaguemos un nuevo camino que le permita una recuperación ordenada, seria y consecuente del mal estado en que se encuentra la ciudad.

Por donde se mire hemos perdido prestigio, atractivos turísticos, patrimonio material, en lo único que hemos crecido es en una ausencia de sentido de pertenencia, apropiación e identidad cultural.

Por favor, que acertemos en elegir a quienes por encima de intereses particulares o familiares les duele la ciudad. No más falsos profetas, no más máscaras que visten según la ocasión.

¡Girardot necesita tu voto!

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.