Columnistas
Una Secretaría de Gobierno con desgobierno

En la trashumancia que compartimos con Sancho, y en gran parte gracias a la resistencia y nobleza de nuestras cabalgaduras, recorremos caminos, a través de los cuales encontramos villorrios, que presentan diversidad en sus conceptos urbanos.
Encantos naturales, gastronomía, tradiciones, costumbres y pensamiento variado (ventajas que tenemos los humanos); aunque eso no signifique la imposibilidad de ponernos de acuerdo para fijar y trabajar por objetivos colectivos si ponemos por delante, el bien y la defensa de lo general, donde los egoísmos, egocentrismos y afanes personales no tienen cabida. Primero el pueblo, en común esfuerzo y compromiso, en lo que tenga que ver con el aprovechamiento de las potencialidades y bondades del terruño.
Después lo individual o familiar, el emprendimiento, y donde no tiene aceptación el jueguito burlesco de primero yo, segundo yo, y…, no. La identidad, el sentido de pertenencia, el conocimiento de su origen, su historia, formación y desarrollo; suma que debe arrojar como resultado una admiración, un respeto, un amor que defienda y promueva el preciado entorno del del río grande de la Magdalena.
Si señora o señor, nosotros con Sancho somos foráneos, no nacimos en Girardot, como el cuarenta por ciento o más de sus actuales habitantes, pero no nos hace indiferentes el valorar y reconocer cuál importante es su historia, su ubicación geográfica, su clima, su río, vías de comunicación, etcétera, etcétera.
Es uno de los argumentos que me llevan a compartirles, que, según nuestras propias indagaciones, quienes más conocen de la historia pasada y reciente de aquí, son algunos foráneos, que la gran mayoría de los nacidos cerca a la orilla del Magdalena.
La historia de esta población en uno de sus capítulos la muestra como un lugar de paso, donde muchos prolongamos nuestra permanencia y vemos encantos locales y posibilidades muchas. Lecturas diferentes a nativos que su prioridad es el hoy, porque mañana Dios proveerá ; y que siga la fiesta y por ende el desorden, copatrocinado por la administración municipal al no dar muestras de gobernanza.
A: «Es un claro reflejo de la nula interacción y relación con otros actores públicos y privados»; y aparece otro ingrediente, administración pública, B: «conjunto de organismos y personas que se dedican a la administración o el gobierno de los asuntos de un Estado». ¡Ni A, ni B! ¡Ni fu ni fa!...
Señor secretario de gobierno, se le va a acabar el escampadero y su gestión será recordada como el paso del sol por el cristal. Su actitud pusilánime está enmarcada dentro de su temperamento burocrático, pues muestra poco ánimo, falta de valor para emprender y acompañar acciones que están facultadas, literalmente, por las funciones y competencias que le corresponden.
Salga de su despacho, camine por la ciudad (nadie lo notará). Viva de cerca el caos, el desorden y la anarquía del espacio público, los taiwanes; sea su local grande o pequeño, invaden los andenes, las paredes, las columnas exteriores. Construyen extensiones de los techos y cuelgan en el exterior todo tipo de cacharros que incomodan al transeúnte. Y después preguntan que, por qué se camina por la calle.
Ah, no olvidar el sonido. El ruido que causan merece un capítulo especial. Y las empresas de telefonía móvil con sus promociones y servicios en el espacio público. La invasión afecta inmuebles considerados patrimonio arquitectónico.
Camine secretario. Camine, aterrice estos últimos mesecitos que le quedan. Bájese de la nube, usted es mortal. Asuma la responsabilidad que demandan sus competencias, no siga haciéndose el de la vista gorda.
Cada día hay más carretillas; cada día hay más vendedores ambulantes de frappe; cada día hay más camionetas que en sus platones ofrecen a través de altavoces su mercancía. Me imagino que a su despacho llega la oferta de aguacates, piñas, mangos, yuca, etcétera. Además, se estacionan en donde les da la gana y la velocidad es a un kilómetro por hora. ¡Reaccione!, ¡actúe!, no tempere más.
Su paso por el concejo, por Planeación, y ahora por la Secretaría de Gobierno reafirman su pobre desempeño en las funciones y labores que asume.
Algunos dicen que el pueblo era un buen vividero, puede ser cierto. Pero personas como usted lo han convertido en un mercado persa, producto de sus inhabilidades y omisiones conscientes.
Sancho, esperemos que en los próximos comicios se castigue políticamente a quienes le han hecho tanto daño a este lugar.
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