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¡Quédate en casa!

¡Quédate en casa!

El expresar unas ideas, pensamientos, pareceres, reflexiones o preguntas, no pretenden alcanzar la aceptación o el coincidir con usted "desocupado lector". 

La locura colectiva nos puede llevar a límites insospechados, en lo personal, familiar, laboral y como sociedad, donde los senderos ofrecen flechas, que indican para qué te preparaste o asumiste el papel protagónico que vas a llevar a la escena sobre tu vida y gran medida de quienes te rodean.

El miedo es un argumento, es la trama, que algunos pretenden sembrar entre todos.  Ojo, no lo cultives, el miedo se llega a interiorizar de una manera tal, que se considera normal en quienes lo adoptan. Si dimensionaras el daño que les causa en su vida personal, encuéntrese en la infancia, adolescencia, juventud, adultez o longevidad.

El miedo es mal compañero, pésimo consejero y negativo líder. Te convierte en un débil, inseguro y asustadizo ser, que se aterra consigo mismo con sólo mirarse al espejo.

Frente a la real situación que se vive a nivel mundial, pueden existir dos tipos de personas vulnerables. Primero, los que se encierran en su propio miedo paranoico, que tienen pesadilla y ven amenazas de contagio en su propio entorno, así vivan solos o medio acompañados; cierran ventanas y cualquier posibilidad de contacto con el mundo exterior y más si de tener cerca a otro humano es posible.

Para ellos las horas, los días y semanas serán más largas, que para el resto de terrenales, sus pensamientos están acompañados de autopreguntas y respuestas negativas, no conocen el significado de optimismo, actitud positiva, seguridad, carácter, decisión, y como dirían los paisas: "¡echaos p'lante!".

Pensemos en ellos, tengamos cercanía tecnológica, traigámosles gratos recuerdos, anécdotas, gustos afines en el deporte, la literatura, la historia, la bohemia, alimentemos confianza, tranquilidad, diseñemos planes a futuro no lejano, viajes, visitas sociales, y comprometa que cuando este mal momento pase, usted invita la primera tanda, ¿vale?

Pongamos lo que nos corresponde, voluntad y disciplina con la cuarentena, solidaridad y apoyo a quienes podamos ofrecerla y brindarlo. Se habla, escribe y predica, que la experiencia actual debe llevarnos a reflexiones interiores, partir de evaluar nuestra filosofía de vida, comportamientos y planes o afanes de vida material.

No nos creamos el cuento de que el virus al villorio no llegará, gracias a la temperatura promedio (ojalá me equivoque).

El otro personaje, es el atrevido, irreverente, desafiante, egoísta e insolidario, pues no acata las normas o decretos que demandan una obligatoria cuarentena general, bajo unos parámetros de excepciones e indicaciones sobre cómo debemos comportarnos.  Qué se espera de nosotros y cómo debemos hacer uso racional de las salidas, que permiten adquirir provisiones de comestibles, medicamentos, diligencias bancarias y servicios médicos.

La sorpresa en las salidas ocasionales, han dejado de serlo y para algunos, nada pasa y sin estar exentos, por algún compromiso laboral se la pasan calle arriba, calle abajo.

No son coincidencias, en razón a que la privilegiada ubicación desde un tercer piso en el centro del villorio nos permite ver sin buscarlos, que transitan animados, extrovertidos y juguetones, burlándose de su propia ignorancia y portando una amenaza colectiva.

Estos personajes, por sus comportamientos en crisis, como la actual, deben ser los primeros en vociferar contra las medidas generales que se toman, pero también deben ser los primeros en solicitar apoyo, solidaridad y estirar la mano, compungidos, agobiados, vulnerables y con disimulada hambre, para exigir ser beneficiarios de las ayudas del gobierno nacional o local. Se mostrarán desprotegidos los muy cínicos.

ESTA SITUACIÓN NOS COMPROMETE A TODOS, ¡QUÉDATE EN CASA!

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.