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¿Qué nos espera para el 2019?

¿Qué nos espera para el 2019?

¿Hiciste tu balance personal del 2018, y cuáles tus deseos para el 2019?

Según las creencias o experiencias, tenemos cultos, rituales o indiferencias frente a lo que significa o proyectamos para el nuevo año. Y normalmente lo hacemos de manera personal, familiar, laboral, en fin, ambiciones, propósitos y metas, dependen del proyecto de vida fijado.

No pares de luchar, el rendirse no debe aparecer en tu vocabulario, menos en la actitud asumida; los retos son diarios y como debe ser, las acciones, el optimismo y la decisión para alcanzar las metas.

Así como eres positivo con tus proyectos, cabe preguntar, ¿y tu país y ciudad, como los ves? Es bueno detenerse a pensar, evaluar; no profundices, no queremos causarte desvelos, pero sácale un tiempito a revisar brevemente que ha sido lo bueno, lo malo y lo feo del villorio de Yuma, y de Colombia.

La información que ofrecen los canales de T.V., las emisoras, la prensa escrita y las redes sociales, muestran panoramas desoladores, aun con su manera tangencial y en algunos casos «acomodada» de presentar la información.  En razón a tantos y elevados intereses que de todo orden se manejan, existen medios y comunicadores que tienen deudas sin fecha límite de pago, con personajes siniestros que aprendieron a trepar y mantenerse bien posicionados en los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales, empresariales y delincuenciales.

Querido Sancho: ha pasado mucha agua debajo del puente, aunque cada día pase menos, gracias al trato que le damos desde hace siglos a la naturaleza, pero ese será tema de una próxima aventura.

Sancho, hagamos una invitación a nuestros lectores a que, basados en un reciente pasado, un difuso presente y un incierto futuro, reúnan elementos, que amparados por propias experiencias, su mirada diaria y la esperanza de un mejor futuro, hagan el balance y la proyección de esta Colombia amada y este soñador villorio del Yuma, no importa cuántos años hallan vivido.

Por favor detente unos minutos, y si lo consideras más pertinente adelanta el pequeño ejercicio con tu familia, amigos, compañeros de trabajo, de juego, de tintos, ¡pero hazlo! ¿Cómo ven y ves la Colombia amada y este villorio? El ejercicio mostrará unos resultados, y espero que las coincidencias sean más que las diferencias.

Queremos compartir lo realizado en un reciente caluroso atardecer mientras contemplábamos el camino al pasar del río y su cada vez más escaso caudal; desde la emblemática Barca del capitán Rozo, en compañía del leal Sancho y la encantadora Dulcinea.  Luego de disfrutar suculentos viudos de capaz, entramos en la seria conversación sobre la situación de aquel país que en alguna época de no grata recordación llamaron la Patria Boba; no se moleste, amable lector, es un referente tonto pero parece que la historia se repite.

La informal pero concienzuda charla, muestra que los vicios y males echaron profundas raíces, bien difíciles de erradicar, pues el sistema (llámese modus operandi) se ha fortalecido y especializado alcanzando sus tentáculos todas las esferas del poder.

Vergüenza (sentimiento de pérdida de dignidad) desprestigiada palabra que debe salir de la Real Academia y crear una sola que encierre el significado de corrupto, malandro, malversador, bandido, tránsfuga, codicia, insaciable, en fin, pueden caber muchas más para señalar a los corruptos.

La radiografía es clara, el panorama oscuro.  Parece no haber entidad territorial, organismo nacional, ente de control, que ofrezca acciones diáfanas, transparentes, ajustadas a la ley, al cumplimientos de sus funciones y la aplicación de sanciones por los delitos cometidos y no a la cara del personaje, al capital del partido o al sobre por debajo o encima de la mesa.

Estamos resquebrajados con múltiples fracturas, lesiones profundas en todos y cada uno de los sectores.

¿Es un mal de todos? ¿Lo asimilamos? ¿Lo asumimos como hijos de un país y del villorio del Yuma que avanzan desbocadamente hacia un abismo de incertidumbre, desconcierto, incoherencia?  Al parecer, si no detenemos a tiempo la vertiginosa caída, cada vez el remedio será peor que la enfermedad.

Ahora hablando de la realidad local reapareció un personaje sub judice parado sobre falacias, pero fiel a su estilo cantinflesco, que quiere volver al quinto piso a acabar con lo poco que se salvó de su nefasto paso por la administración del villorrio.

Alerta ciudadanas y ciudadanos de bien. ¡No más de lo mismo! La lección debe haber quedado aprendida.  Que no nos crea tan…, el pastorcito mentiroso y su séquito de aduladores beneficiados en su tramposo mandato.

¡La peste pronto tocará, cerrad las puertas!

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.