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La decadencia de Girardot (Segunda parte)

La decadencia de Girardot (Segunda parte)

“El precio de desentenderse de la política es verse gobernado por los peores hombres”. Sócrates.

Don Luis Duque Peña, se puso al frente de un movimiento cívico que derrotó al candidato de la entonces congresista Martha Catalina Daniels, quien era considerada la jefa política de la región.

En la época de referencia, los recursos nacionales les llegaban a los entes territoriales a través de los mal llamados auxilios parlamentarios; pero el señor Duque era amigo personal del presidente, expresidentes y ministros, lo cual permitió neutralizar el bloqueo que les armaron para que el municipio no tuviera acceso a algunos recursos.  Pero como buen emprendedor, el señor Duque ni se amilanó ni cedió a las pretensiones politiqueras de la señora Daniels.

Se empezaron obras como la recuperación de la malla vial, la construcción del estadio, del palacio municipal, etcétera, etcétera.  Y se presentó algo que reconoció y valoró la gestión del señor Duque Peña, y fue la llegada de su sucesor, don José Reynaldo Franco Lozada, dándole continuidad y fortaleza a las obras, con más criterio local que con criterio de imposición. Así los procesos locales vivieron un mano a mano entre los sectores que intentaron romper con la hegemonía tradicional y quienes pretendían perpetuarse en el poder.

Este forcejeo entre la casta política que se resiste a cambiar, recibe otro golpe con la llegada de don Adolfo Moncaleano, que es de un grupo aparte de la señora Daniels.

No voy a adentrarme en el triste final del señor Moncaleano, pero sí debo cumplir un compromiso adquirido con mis fuentes, quienes pusieron de presente el asalto a la buena fe, que le causó serios inconvenientes a un hombre erudito, caballero, amable, respetuoso y de generosa sonrisa.

La señora Daniels preparó y consintió a dos discípulos adelantados; a los señores Beltrán y Serrano, quienes gozaron las mieles del poder, engendrados en la misma escuela política, no se sabe si para bien o desgracia del villorrio.  Su distanciamiento fue progresivo gracias a sus afanes personalistas y al convencimiento individual de los alcances del poder.

¡Oh Girardot!, qué tan alto costo estás pagando, gracias a esa forma egocéntrica de malinterpretar la confianza y responsabilidad que le entrega la comunidad a quienes en los últimos años llegan al quinto piso con la seguridad de cambiar de lugar el escritorio y torpedear, o no prestarle la más mínima atención, a lo poco bueno o rescatable que haya dejado a medio camino su antecesor.

A propósito, los Planes de Desarrollo, las rendiciones de cuentas, las veedurías ciudadanas, y hasta el control político que le corresponde al concejo municipal, son una burla.  Cambian de traje y maquillaje como lo quieran u ordene “El Jefe”.  Y esta mentira está orquestada igualmente por secretarios y jefes de dependencia, quienes acomodan cifras, indicadores y metas sin el mínimo rubor, con tal de quedar bien todos… y el pueblo, la comunidad y los sectores económicos, ¿qué?

Estos señores alcaldes, buenos para nada, muestran estilos similares en la forma de administrar, gracias a un círculo cercano de “amigos”, complacientes asesores, obedientes contratistas y agradecidos beneficiarios, recibidores de migajas convertidas en mejoramiento de vivienda, baterías para baño, construcción de andenes, pozos sépticos. “Detalles” para agradecer eternamente, en cuanta reunión convocan para inaugurar un andén, cortar la cinta de una nueva aula escolar de la vereda tal. Qué desprendimiento, qué compromiso y qué “Equidad Social”.

Sí Pancho, ya menciono al señor Leonardo.  Su paso fue como el sol por el cristal, lo mejor que hizo, para él, fue adquirir un seguro burocrático del cual han gozado con su dignísima señora.

Su curva ascendente que dejaron los señores Duque Peña y Franco Lozada, se horizontalizó y volvieron a ser relevantes las componendas, el pago de favores, y sobre todo el manejo del presupuesto público como la caja menor de la empresa familiar.  Razón más que suficiente para que comenzaran un periplo por los entes de control, atendiendo procesos que hasta ahora han capoteado. ¿A qué costo $? Vaya usted a saber.

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.