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La crisis se profundiza y nos exige cambiar paradigmas

La crisis se profundiza y nos exige cambiar paradigmas

Cada día que pasa aprovechamos para disfrutar de la vida y de una nueva oportunidad en medio de la profunda crisis que padece hoy nuestro país y nuestra sociedad. Pero si bien es cierto debemos agradecer y celebrar la vida, no podemos ser ciegos ante lo que se vive en el día a día. Por ejemplo, la corrupción se sigue destapando en diferentes espacios todos los días y no pasa nada, lo cual decepciona y avergüenza. El asesinato por hurto ha aumentado y los crímenes selectivos de líderes sociales tampoco cesan ni hay pronunciamientos oficiales que den garantías de respeto por la vida; así mismo, la pobreza aumenta y las necesidades campean.

En materia económica, el cierre de empresas que otrora fueron importantes fuentes de empleos directos e indirectos tampoco encuentra soluciones reales por parte del actual gobierno y como si fuera poco, el sector rural tampoco es ajeno a la situación caótica, consecuencia de la falta de apoyo estatal y los famosos tratados de libre comercio (TLC) que han quebrado a los pequeños campesinos y en general la producción nacional. Hoy por mencionar solo un sector, los paperos están casi regalando sus cosechas, perdiendo el trabajo y la inversión y sepultando con ello los sueños y de paso los empleos que allí se generan. 

En medio de tan desalentador panorama que vivimos, llama la atención que en muchas instituciones educativas el debate se centre en dos temas: uno la alternancia, que por obvias razones pone en riesgo la vida de las comunidades educativas en medio de una pandemia que lejos de disminuir contagios, siguen creciendo con nuevos ciclos, sin vacuna y con instituciones escolares presas de la precariedad por años de olvido por parte de los diferentes gobiernos a los que poco les ha importado la educación pública que es a la que asisten la mayoría de niños, niñas y jóvenes de los sectores más vulnerables. Desde luego y no se podría esperar otra respuesta, las comunidades educativas haciendo uso de su sensatez, han dicho no, desde los gobiernos escolares que son la máxima instancia de decisión.

En segundo lugar, y como ocurre muchas veces, algunos padres de familia, algunos directivos docentes, algunos docentes y algunos estudiantes, consideran que deben hacer su ceremonia de grado de manera presencial. Son las ironías que la vida nos plantea muchas veces, la vida se debe priorizar y si bien es cierto culminar la secundaria y graduarse de bachiller es un importante logro personal y familiar, también es cierto que por estos tiempos que nos ha correspondido vivir, no es recomendable realizar reuniones, ni para grados, ni ceremonias, ni los famosos días sin IVA, ni nada que pueda seguir expandiendo el contagio de la Covid 19.

Desde mi columna hago respetuosamente un llamado a la cordura, recordemos que estamos ante una nueva “normalidad” que nos exige cambiar las formas de ver y vivir la vida. Hoy requerimos expresar el afecto guardando la distancia, encontrarnos y vernos a través de plataformas o llamadas. Es duro, pero más duro es sentirse culpable de llevar a casa y a quienes amamos el virus, recordemos que el derecho a la salud en nuestro país tiene a la red hospitalaria carente de elementos fundamentales y a los profesionales de la salud en condiciones indignantes, como lo han denunciado durante estos últimos meses.

Esta pandemia nos invita a ser más sensibles, más humanos, menos consumistas y muy racionales para entender que la vida nos cambió y que debemos cambiar para salvarla. Se requieren gobiernos que respondan y asuman el deber constitucional para el que fueron elegidos y ciudadanos menos indiferentes ante los problemas de todos, aquí todos estamos padeciendo la pandemia de diferentes maneras, por ello sensibilizarnos y ser muy coherentes y sensatos con nuestras actuaciones es una necesidad apremiante.

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.