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El «blanqueamiento» de las negritudes en Girardot

El «blanqueamiento» de las negritudes en Girardot

Buscando información de la conmemoración del Día de la Afrocolombianidad en Girardot, me encontré con la ingrata sorpresa de que la coordinadora del programa de negritudes en la casi ciudad es la señora Consuelo Betancourt. Debo decirlo: mi indignación no se debe a que ella sea una persona blanca, no; es porque poco o nada conoce sobre la cultura afro.

Hay ejemplos sobre esto: a pesar de que el coordinador del programa afro del 2021 o 2022 en la casi ciudad era negro, en alguna ocasión afirmó en una conversación informal que sosteníamos que, «los negros son pobres porque son perezosos». Ante esa concepción racializada mencionada por un afrocolombiano que representaba a las negritudes en el municipio, y que se le pagaba para ello, le manifesté que lamentaba que fuera una persona como él la que tuviera la responsabilidad de construir dignidad, igualdad y respeto para una comunidad sufrida pero valiosa como lo es la afro.

Algo similar sucede hoy. Es un despropósito, una afrenta, que una persona que no tiene relación con las negritudes sea el referente de esta comunidad en la casi ciudad. Hay una problemática social enraizada por el racismo estructural, que es igual a hablar de un racismo sistemático heredado por generaciones; el mismo que victimiza y revictimiza a los negros impidiéndoles, a la mayoría, acceder a espacios que les son vedados por su melanina, sus costumbres, su apariencia y estética, por lo que son. No está calificada para asumir estos desafíos.

Entonces, no es su diferencia en el color de piel la que me invita a la reflexión, y menos su condición de mujer. Hace años Norma Lozano, mujer afro y deportista de alto rendimiento lideró el grupo Fundación Afro de Girardot; actualmente mujeres afro como Carmen Castro Córdoba (Fundación Construyendo Afros), o María Cristina Reyes Velasco (Fundación Afrocolombianos Trenzando Sueños), se han comprometido desde hace años con la comunidad negra de Girardot. Pero claro, pertenecer a las negritudes y prepararse para afrontar los diferentes retos y resistencias que significa ser negro en un país endémico en discriminación y exclusión sistemática, les entrega todas las credenciales para representar a su comunidad.

Todo lo opuesto a lo que hoy sucede. Porque además de liderarlo una persona ajena a la comunidad negra, desconocedora de su cultura, la misma secretaria de Desarrollo Económico y Social, Orfa Constanza Guzmán Sáenz, dista de ser una funcionaria estructurada presta al dialogo, al disenso, al debate constructivo. Incluso aquí cabe una pregunta: ¿tiene el mismo trato con las personas vulnerables que los programas de la Secretaría dice redimir, que con los periodistas y ciudadanos que la requieren? Porqué la pregunta. Me citó a una entrevista periodística el pasado martes 20 de mayo a las tres de la tarde; nunca me recibió ni se disculpó. Mucho menos contestó el mensaje que le envié luego de esperarla durante media hora.

Volvamos a Consuelo Betancourt, con quien, ratifico, no hay nada personal. El aciago día que me enteré de su designación como coordinadora del programa afro me atendió aproximadamente veinte minutos. Suficiente para ratificar que no es la persona idónea para asumir esta responsabilidad. Agregando, que varias personas de la comunidad con las que hablé, desde su experiencia no coinciden con este tipo de nombramientos. Y otras, desde lo académico y cultural difieren de esta clase de designaciones.

No me quedó claro si interpreta qué es el racismo estructural y el enfoque diferencial, dos aspectos que debe conocer a fondo para su buen desempeño como contratista en esta área. Precisamente es el enfoque diferencial el que queda en entredicho en esta relación, porque, ¿cómo se comunica e identifica con la comunidad negra una persona que no piensa, no vive, no siente como ellos?

No por ser la gastronomía y el baile con su música pilares de ancestralidad y resistencia, se puede aceptar que se continúe evitando que los negros incursionen en espacios de intelectualidad y de ciencia, que de manera sistemática y escueta les son vedados por un racismo institucionalizado.

Siendo generoso dejo abierta una posibilidad: Consuelo Betancourt fue concejal durante el periodo 2016-2019, si mal no recuerdo. Pregunto: ¿presentó algún proyecto en el que propusiera programas que beneficiaran a las comunidades negras de la casi ciudad? ¿Al menos, sugirió la formulación de la política pública para la población afro?

Entender su elección como líder afro puede ser para algunos un gesto de inclusión. No me parece. Es decir, un programa creado a nivel nacional para, entre otros aspectos, mitigar el racismo estructural, la exclusión de los negros en tareas diferentes a gastronomía, baile y servicios varios para fortalecer su ciudadanía, ¿sirve para que alguien que no pertenece a esta comunidad se sienta incluida?

No, para este caso en especial la inclusión se evidenciaría si en la Administración Municipal de la casi ciudad existieran funcionarios o contratistas negras, o negros, vinculados a las diferentes Secretarías desempeñando cargos técnicos o profesionales.

Un mal mensaje el de esta Administración que, desconociendo los derechos de las comunidades afro, les impone una persona ajena a su cultura, tradiciones y necesidades. Esperemos, porque si es un error involuntario, se corregirá.

Solo se construye ciudad desde el respeto al ser humano.

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.