Columnistas
Un Consejo de Cultura poco representativo

Hablar de los Consejos de Cultura en Girardot tiene tanto de largo como de ancho. Nunca las administraciones pasadas trabajaron sincronizada y articuladamente con ninguno de ellos.
Por eso, la larga espera que ha tenido la casi ciudad para tener un nuevo Consejo de Cultura era una buena noticia por parte del Instituto Municipal de Turismo, Cultura y Fomento (IMTCF) por la convocatoria realizada para la semana anterior. No fue así.
Pero antes de centrarme en aspectos de forma y de fondo que considero viciaron el proceso de elección y van en contravía de lo que pretende esta figura de participación ciudadana, miremos a vuelo de pájaro lo que ocurrió en las dos administraciones pasadas.
En los gobiernos anteriores las convocatorias no se realizaron como lo sugiere el Ministerio de Cultura: con mesas de trabajo y socialización en los barrios y comunas. En la época de César Fabián Villalba el reiterado incumplimiento a las sesiones e intransigencia de la coordinadora de Cultura logró dar al traste con el propósito y la misión de ese Consejo. ¡Se desintegró!
Durante Francisco Lozano Sierra se hizo evidente la inexperiencia y el desconocimiento del para qué se es consejero de Cultura, manifestado por algunos de ellos; las ausencias reiteradas del alcalde o de la presidente delegada a las sesiones programadas afectó el buen funcionamiento de este espacio de pluralidad y democracia.
En síntesis, ausencias reiterativas del representante de la Administración Municipal; lentitud en la toma de decisiones; ignorar los proyectos presentados por cinco consejeros; disgusto porque se ejercía veeduría, incluso de algunos consejeros, propiciaron el escenario perfecto para que fracasara el último Consejo instalado con un discurso mentiroso de Lozano el 27 de marzo de 2021.
Estos hechos, y los ocurridos en otros periodos, han propiciado que la mayoría de los gestores culturales y artistas hayan perdido la confianza en el proceso; de ahí que rechacen las invitaciones para conformarlo.
Hablemos de la reciente elección. El Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes establece que los Consejos Municipales de Cultura deben estar integrados por sectores representativos en el territorio: afrodescendientes; representante del núcleo educativo; organizaciones cívicas o comunitarias (bomberos, Defensa Civil, Club de Leones, etcétera); organizaciones artísticas y culturales (danza, música, teatro, artes plásticas, literatura, audiovisuales, etcétera); los comunicadores y periodistas; sectores de la producción y los bienes y servicios; asociaciones juveniles; personeros estudiantiles; agremiaciones culturales de discapacitados físicos, psíquicos y sensoriales, principalmente.
Y dice el Ministerio, «El poder de convocatoria de la Secretaría Técnica, su dinamismo y capacidad de liderazgo, son determinantes en la constitución del Consejo de Cultura», que se deduce no ocurrió en este caso, basado en las evidencias que logré.
Primera, y la más preocupante, únicamente se presentaron el día de la elección cuatro sectores de los que acabo de enumerar; Literatura, ONG cultural, Artistas y Artesanos, pare de contar. Estas marcadas ausencias en un tema que relativamente llamaba la atención a quienes se encuentran vinculados al arte y la cultura, desde mi análisis tiene sus antecedentes.
En los últimos periodos, incluso en los de Villalba y Lozano, a pesar de que las convocatorias eran dirigidas por contratistas expertos, siempre fueron insuficientes para tener un amplio poder de convocatoria. Ahora se quedaron más cortos. He podido indagar que no se llegó a comunidades y colectivos como negritudes; la representante legal de Trenzando Sueños, María Cristina Reyes, líder reconocida en la casi ciudad indicó que nunca fue invitada, es decir, no hay representación de afrocolombianos en el Consejo. Igual sucedió con los medios de comunicación, el coordinador de Cultura, William Sánchez, me confirmó el día de la elección que no se les había convocado. De igual manera el edil Julio César Bueno, presidente de la Comuna 3, afirmó no haber recibido invitación por parte del Instituto para participar.
Segunda, la cobertura de la convocatoria: el Ministerio en varias oportunidades señala que debe ser una convocatoria amplia, que aglutine a la mayor cantidad de grupos y sectores. Por ello insiste en la necesidad de que se haga masivamente a través de todos los medios de comunicación del municipio. El coordinador de Cultura confirmó que únicamente se hizo desde de las redes sociales de la Alcaldía.
Tercera, en la votación se refleja que no hubo divulgación masiva; durante la Asamblea, momento en el que se vota por el representante de cada sector, la asistencia de electores fue escasa; tanto que en los casos de ONG culturales y Artistas se presentó un solo voto, que se deduce pertenece al candidato.
Quiero creer que el responsable del proceso no informó al alcalde Salomón Said Arias sobre los resultados presentados, que con el ánimo de transparencia y participación pluralista debió haberse declarado desierto; al menos los que obtuvieron un solo voto. Y haber convocado a nuevas Asambleas para invitar a los sectores faltantes, ampliando el plazo de inscripciones y utilizando otras estrategias de divulgación.
Creo, respetuosamente, que el alcalde debería intervenir ante la manera como se convocó y constituyó el nuevo Consejo de Cultura, porque como se hizo va en contravía de su lema de gobierno y de su Plan de Desarrollo enfocado en una Girardot socialmente justa.
*Condecoración Periodismo Vivo Antonio Nariño 2024, Mérito a la Mejor Columna de Opinión
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