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Sin salud, ¿cuál progreso?

Sin salud, ¿cuál progreso?

Ayer se dió el cierre definitivo de la Nueva Clínica San Sebastián, después de una cantidad de verdades a medias, mentiras piadosas, silencios, desprendimiento de culpas y algunas ineptitudes.

Antes de aterrizar sobre cómo queda Girardot después de esta pérdida (temporal o definitiva), retomemos algunos hechos que antecedieron al cierre y que demuestran la falta de intención política, de apropiación  y autoridad para pararse erguido, al frente de las EPS, monstruos económicos deshumanizados que hacen lo que les viene en gana sin que ningún ente (me refiero a ciertos sujetos ridículos y extravagantes) tenga el valor de confrontarlos legalmente.

Hay que recordar, por ejemplo, el chascarrillo con el que debutó en la rueda de prensa del 11 de abril pasado la dizque secretaria de salud de Cundinamarca, Ana Lucía Restrepo Escobar, afirmando que no había preocupación por el cierre porque según sus agudos análisis y proyecciones, las camas y servicios de la NCSS que se dejarían de prestar no afectaban, comparados con los demás de la casi ciudad. 

Torpe y equivocado análisis, acompañado de una permanente actitud displicente, que no se sabe si es producto del «importaculismo» o de una sobredosis de ignorancia que revienta en la cara de la gente.

Luego empezaron los boletines desde la Contraloría Departamental de Cundinamarca anunciando mesas de trabajo, donde se pretendía establecer acuerdos de pago entre las EPS deudoras y la NCSS como acreedora.  Fuera de chichiguas no se logró nada importante; incluso la Nueva EPS no manifestó intención de pactar acuerdo alguno, según comunicado de la misma Contraloría.

Ese mismo contralor, audaz como se exhibe en sus discursos épicos y con un tris de megalomanía, tampoco tuvo capacidad para rescatar a la NCSS de la debacle, y a Girardot del infortunio.

El mismo, intrépido y temerario, el viernes anterior no aceptó salir al aire para dar declaraciones sobre el cierre, según lo dijo un periodista local.  ¿Acaso no estuvo al frente del proceso de recuperación de cartera, y no es el contralor del departamento, como para que al menos intentara explicar lo que estaba sucediendo?

Pero no es todo. La secretaría de salud del municipio tampoco ha sido ágil como se necesita. El jueves a las ocho de la mañana no tenía información oficial, a pesar de que fuentes cercanas a Plus Publicación informaron que desde la noche anterior estaba enterada, al menos de los rumores.  ¿No era una alerta suficiente para indagar inmediatamente y ganarle al día que estaba por empezar?

Tampoco se ha conocido un comunicado oficial por parte de la alcaldía municipal; anunciando las medidas de contingencia que se van a adoptar.

Y la NCSS, que en lugar de primero explicar y después cerrar, primero cerró urgencias y algunos de sus servicios, para dos días después confirmar lo que ya era vox populi.

Pero no por la tardío el comunicado deja de ser revelador, cuando en uno de sus apartes explica que ante la Secretaría de Salud de Cundinamarca radicó « […] dos oficios más notificando la imposibilidad financiera para continuar con la prestación del servicio […] advirtiendo la imposibilidad de seguir prestando servicios a partir del 15 de junio de 2019 […]». 

Revelando además que « […] MÉDICOS ASOCIADOS interpuso una tutela en enero de 2019 Informando  […] el inminente cierre del prestador por lo cual con el fin de dar continuidad en los servicios de salud que prestaba la Clínica San Sebastián se solicitaba la habilitación de un nuevo operador y de esta manera salvaguardar EL DERECHO A LA VIDA EN CONEXIDAD CON LA SALUD, DIGNIDAD HUMANA DE LOS HABITANTES DEL MUNICIPIO DE GIRARDOT  (sic) […]». El comunicado indica que la Secretaría de Salud de Cundinamarca señaló en su momento que no existía vulneración de tales derechos «[…] ya que la ciudad cuenta con otras instituciones de salud habilitadas […]», dando como resultado que la tutela fuera fallada en contra de Médicos Asociados.

Esto último concuerda con el discursillo barato del que hago alusión, ocurrido en la rueda de prensa del 11 de abril.

Señalar culpables puede ser dispendioso e inútil.  Pero, a través de lo ocurrido, saber qué significa Girardot para el gobierno departamental, sí es posible. Lo que vemos no alcanza a ser displicencia sino desprecio hacia una comunidad urgida de salud; y no estoy hablando de Girardot únicamente, también de los municipios y departamentos aledaños que veían en nosotros una opción de vida.

Que en orden jerárquico ni el gobernador, ni el contralor, ni la secretaria de salud del departamento no hayan prestado la atención necesaria para salir al otro lado del problema, es un mensaje amargo que demuestra nuestra nula importancia dentro del ámbito departamental, y por supuesto dentro del contexto nacional. ¿Querrá decir eso entonces que no hemos tenido quién haga relaciones públicas por nosotros, y que somos visibles únicamente para elegir gobernador pero que a la hora de solucionar nuestras necesidades tan urgentes e importantes, como la de la salud, somos invisibles, inservibles y malqueridos?

¿Todavía quieren hablar del progreso de la casi ciudad aquellos que alardean de que somos boyantes? Podemos tener mil centros comerciales de lujo para comer cono, y cientos de grandes superficies y almacenes de cadena, pero mientras no tengamos una institución seria y suficiente en el servicio de salud, somos menos que una vereda estéril. Somos menos que cualquier municipio de Cundinamarca porque ellos nunca han gozado de un ente de estas magnitudes, pero nosotros sí, y vemos cómo desaparece.  (No olvidar que es la segunda clínica que cierra.  Ya en enero de 2016 se anunciaba el cierre de Saludcoop, lo que efectivamente sucedió. Sin hablar del otrora Hospital San Rafael).

Claro que de no habilitarse un nuevo operador el problema del desempleo empeorará.  Seiscientos o setecientos empleados a la calle, con tres o cuatro personas que dependen económicamente de cada uno de ellos; sin contar los restaurantes, parqueaderos, taxis, vendedores estacionarios, que también se suplen de esta fuente de trabajo.

Y lo más importante, ¿tenemos hoy en día los girardoteños garantizado un servicio de salud adecuado para nosotros o nuestras familias?  Secretaria de salud departamental, seis salas de cirugía que se pierden, ¿no representan importancia? ¿Usted traería a un familiar suyo a que fuera atendido en alguna de las instituciones de salud que quedan?  El mejor restaurante es aquel en donde el dueño come de lo mismo que les sirven a los comensales.

El alcalde debe tomar medidas claras ante esta problemática.  A corto plazo, revisar qué decisión adopta con las fiestas de San Pedro, que al fin y al cabo no son nuestras.  A mediano plazo, debe quedar claro que si no hay un nuevo operador para la época de las fiestas de octubre, lo más sano que debe hacer el alcalde es suspenderlas porque se expondría a un problema de salud pública mayor, que nadie querría que ocurriera.

Algo para terminar: hace unos días un médico hablando del cierre de la NCSS, me dijo: « […] desde mi punto de vista, si la Clínica San Sebastián se cierra y no se abriera nuevamente…yo me iría de Girardot. Pienso que cerrando la clínica, no llevaría yo a mi familia a ninguna de las otras instituciones […].»

¿Les dice algo lo anterior?

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.