Columnistas
Los buses intermunicipales como Pedro por su casa

En la vida, y más en este ejercicio del periodismo, con un poco de suspicacia y experiencia se puede entrever, presagiar o pronosticar el futuro. No como un arte de la magia negra o la adivinación, sino como resultado de conocer nuestro entorno y los seres que lo habitan.
Cercano el medio día nos fuimos a visitar el Terminal de Transporte de Girardot para ver en directo de qué manera la Administración Municipal está controlando el tema de las personas que están arribando a Girardot de otras ciudades, principalmente de Bogotá.
Hemos encontrado a las once y media de la mañana una funcionaria, no sé de dónde (no tiene documento, ni escarapela, ni pendón institucional que la identifique), aplicando gel antibacterial a los pocos pasajeros que van llegando a este punto de desembarque.
Luego de observar detenidamente el procedimiento que adelantaba con quienes recién se habían apeado, me causó curiosidad que más allá de una pregunta y alguna recomendación a vuelo de pájaro, porque hay que decirlo también, los visitantes llegan con un afán apenas entendible, no se evacuaba ningún protocolo que pudiera determinar situaciones de alarma o sospecha para entrar a indagar más a fondo.
Algo que nos sorprendió sobre manera, fue la carencia de un termómetro infrarrojo; es decir que próxima la Semana Mayor, este control y vigilancia sí es de estricta fe. Lo que diga el pasajero hay que creérselo como principio de dogma irrefutable. Mejor dicho, aquí si no tenemos qué meter a la llaga, como lo hizo Santo Tomás.
Al principio todo fue tranquilidad porque asumimos que si el control se encontraba en el sector de descenso de pasajeros del Terminal, entonces todo estaba bajo estricta vigilancia; sumado que de cada bus solamente se bajaban tres o cuatro personas en promedio.
Pero no, luego alguien nos comentó que los viajeros se estaban bajando en las entradas de la casi ciudad, principalmente frente a donde durante muchos años estuvo plantado un algarrobo, es decir a la entrada Bogotá-Girardot.
Efectivamente llegamos al lugar sobre la 1:00 p.m., y pudimos constatar que los buses intermunicipales que llegaban desde el norte del país estaban dejando pasajeros en el sitio mencionado. Incluso, como lo comenté en mi columna de ayer, «Girardot, ¡tomar decisiones serias e inmediatas contra el COVID-19 es urgente!», en la nariz del Terminal de Transporte, sobre la carrera doce esquina, los buses están permitiendo el descenso y el trasbordo de pasajeros.
Ninguna autoridad presente controlando o impidiendo ese ascenso y descenso en cualquier lugar de la casi ciudad. Lo advertimos, era algo incontrolable si no se tomaban las medidas adecuadas. Pero peor aún, aunque se anunció que existiría el control en este tema, nunca se reflejó ni en el Decreto 069 ni en el 070 de marzo de 2020.
Es decir, nunca se pensó en serio aplicar la medida.
LOS CONDUCTORES DE TAXI NO HAN RECIBIDO CAPACITACIÓN SOBRE DESINFECCIÓN
Continuando con el tema del transporte público, entrevistamos a más de diez conductores de taxi, algunos ubicados en la bahía del conjunto residencial Villas de Guadalquivir, otros en el Terminal de Transporte y otros en el sector conocido como El Algarrobo, y todos coincidieron en decir que ni las empresas en donde está afiliado el vehículo, ni las de comunicaciones, ni la Administración Municipal, habían entregado información o capacitación sobre el manejo preventivo que tenían que dar a la desinfección del vehículo para protegerse ellos y a los pasajeros.
Jesús Barragán, conductor de taxi, sobre el tema nos dijo: «Bueno, por parte de la empresa ni de la Administración Municipal no. Estamos atentos es a lo que se ha mostrado por parte de las redes […]»; Argemiro Andrade nos manifestó: «Hasta el momento no hemos recibido todavía instrucciones». Suárez Reinaldo nos confirma que «No han dicho nada, yo no he escuchado nada. Yo lo desinfecto porque yo cargo ahí el material para desinfectarlo».
Aunque la información es abundante por todos los medios de comunicación sobre la desinfección, los gel, el alcohol y las mascarillas faciales (todo en especulación), en el Decreto 070 del 18 de marzo se establece que «A los taxistas que prestan servicio en la ciudad se les ordena adoptar medidas de limpieza constante de los vehículos y la implementación de las normas de autocuidado y prevención difundidas por el gobierno nacional, departamental y municipal».
Lo que no he entendido es ¿cómo se « […] ordena adoptar medidas de limpieza […] », si no se comunican de manera directa y verificable?
¿Quién omite o se equivoca, las empresas de transporte legalmente constituidas, o la Administración Municipal? Lo único cierto es que de los 850 taxis que aproximadamente transitan por Girardot, al parecer ninguno ha recibido instrucción oficial del manejo de desinfección y limpieza de su vehículo.
Así las cosas, no es claro que los Decretos locales estén surtiendo efecto, si no hay quién controle las medidas y, lo que es peor aún, no existe una divulgación efectiva que llegue a cada uno de los puntos a controlar.
¿Mañana será otro día, o continuaremos improvisando, nadando contra la corriente, manteniendo discusiones bizantinas y temiéndole a los comerciantes que quieren imponer sus intereses personales contra el bien público y general?
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