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La ciudad de las llantas

La ciudad de las llantas

¿Se han fijado que de la manera más sutil e irrespetuosa algunos quieren convertir a Girardot en un depósito gigante de llantas usadas a cielo abierto? ¿A costa de la buena fe de la ignorancia o aprovechando la ignorancia ajena, con mala fe?

En esta casi ciudad, en donde todo lo absurdo ocurre como lo más normal, han venido enterrando caprichosa e irresponsablemente llantas usadas a lo ancho y largo del sector urbano convirtiendo a esta casi ciudad en un cementerio disimulado de llantas viejas a cielo abierto, sin que hasta ahora ninguno de los que ondean banderas a favor del medio ambiente, la naturaleza, el calentamiento global, la estética o la belleza, se haya apersonado del problema, socializándolo y emprendiendo las acciones judiciales a las que se pueden acudir para detener este abuso contra la salud, el espacio público, la estética, y hasta la dignidad. (Explicaré más adelante este último punto).

La bisoñez de tantos, la miopía selectiva con la que otros se sienten más felices, o la viveza con la que unos pocos intentan engañar con arabescos verbales, han servido de caldo de cultivo para que se extienda como un monstruo amenazante esta cadena de basura por parques, callejones, sectores residenciales, colegios, andenes, bermas, rastrojos, ¡por todas partes!

Pero claro, visto desde la ligereza de la nota «expresa» teñida de amarillo a la que han acostumbrado al ciudadano, el tema más que fatuo y fútil puede parecer subjetivo y hasta personal; pues no lo es.  Bajo esta situación hay una serie de consideraciones legales que instruyen y alertan sobre los «Sistemas de Recolección Selectiva y Gestión Ambiental de Llantas Usadas»; exactamente la Resolución 1326 de 2017.

Es así como el Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible ha establecido que «Se deberá privilegiar por encima de cualquier otra estrategia, la prevención de la generación de residuos fomentando como primera opción la actividad de reencauche técnico de llantas cuando aplique […]».

¿Aplica en nuestro medio? ¿Lo han hecho las empresas y entes encargados de proteger el medio ambiente? ¿Lo han promovido los productores de llantas locales y nacionales?  Entendiéndose, como lo estipula la misma Resolución 1326, que productores de llantas, persona natural o jurídica, son aquellos, entre otros, que ponen en el mercado con marca propia, llantas fabricadas por terceros o que importan llantas para colocar en el mercado nacional.

Hoy, en principio, quiero proponer un debate sobre el tema, por supuesto con honestidad y respaldado científica y jurídicamente.

Hablemos de números reales.  Me gustan porque dicen la verdad cueste lo que cueste. Orlando Barragán Bergaño, arquitecto, levantó un censo de llantas usadas semienterradas en el sector urbano de Girardot; veintidós puntos relacionó, de los cuales tomo únicamente los sitios en donde sobrepasa el centenar de basura, es decir nueve puntos: ¡2130 llantas esparcidas sin consideración alguna! (Avenida Bavaria, Avenida Nariño, Terminal de Transporte, Colegio Francisco Manzanera Henríquez; barrios La Esperanza, Kennedy, Santander y Centenario y cancha de fútbol frente al coliseo Martha Catalina Daniels ).

En la anterior relación no se encuentra el parque del barrio La Esmeralda III, en donde hay distribuidas 405 llantas usadas. Vaya estrategia más brillante para deshacerse de la basura.

Las zonas antes mencionadas no eran espacios desérticos ni abandonados. Cuando utilizan el argumento del ornato como explicación para inundarnos de llantas, no reconocen que después de enterrarlas quedan abandonadas y olvidadas expuestas a la inclemencia del tiempo; desteñidas, roídas, muchas veces esparcidas por el sector, afeando el paisaje que se vería  mejor sin ellas.

Hay intrínseco un problema que merece la atención inmediata de la Secretaría de Salud de Girardot; las llantas colocadas de manera vertical u horizontal, semienterradas como las he descrito, son miles de reservorios que facilitan la postura de mínimo 800 huevos por mosquito (tienen 4 0 5 posturas de huevos, depositando de 150 a 200 de ellos en cada una).

Insuficiente resulta entonces el gasto de dinero que invierte la administración municipal en la prevención del dengue, chikungunya y zika, si personas irresponsables entierran y entierran llantas usadas so pretexto de recuperar espacios o complacer a la comunidad.

Dije que al final hablaría sobre la dignidad.  Tengo la impresión de que esta tendencia de «decoración de exteriores» se focaliza curiosamente en los espacios y barrios no encopetados. Es como si una brújula los señalara como el lugar propicio para depositar la basura que no quieren otros. Las veo en cantidades alarmantes en los barrios Valle del Sol, Portachuelo, Kennedy, Santander, Santa Rita; la avenida La Quince. ¡Claro, es que recién pintadas descrestan, y se agradecen!

¿Por qué será que no las veo con la misma abundancia en los barrios Blanco, La Magdalena, El Peñón, en la mayoría de conjuntos cerrados estrato cuatro?  O por lo menos frente a las casas de quienes ordenan enterrarlas. ¿Acaso odian tenerlas como decoración de exteriores?  A no ser que el juego de sala o comedor en donde atienden a sus familiares e invitados estén hechos con este material.

Continuaremos hablando sobre el tema porque es de la mayor importancia. Hay que conocer cómo se utilizan en los parques, pero como complemento a una pedagogía ambiental.  Hay que señalar qué materiales se producen a partir del caucho de las llantas.  Es necesario hablar de la necesidad de implementar la recolección de llantas usadas como lo determinan instrucciones del Ministerio del Medio Ambiente.

Este tema hasta ahora comienza.

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.