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Girardot, ¡tomar decisiones serias e inmediatas contra el COVID-19 es urgente!

Girardot, ¡tomar decisiones serias e inmediatas contra el COVID-19 es urgente!

La situación geográfica de Girardot, que ha determinado su vocación turística sujeta exclusivamente a su clima cálido, la coloca en desventaja con respecto a los demás municipios de Cundinamarca de frente al COVID-19, que lo tenemos a menos de dos horas de distancia.

Mientras que en otras ciudades y departamentos del país se han adoptado medidas extremas cerrando el acceso a sus territorios, en Girardot todavía se esperan las directrices departamentales sin que se adopten medidas de emergencia emanadas de la autoridad local principal.

El Decreto 069 que se divulgó ayer desde la Alcaldía Muncipal de Girardot no dice nada nuevo ni implementa ninguna medida de fondo que garantice la seguridad de la ciudad en el tema de salud. Ya debemos estar por encima de la pedagogía del lavado de manos. Es hora de entrar a las decisiones particulares e individuales. 

Creo que se pierde tiempo precioso. Las directrices nacionales y departamentales tienen que ser el punto de partida para que cada municipio establezca medidas adicionales de acuerdo a su situación geográfica, tendencia económica, población y otros aspectos que diferencian unas regiones de otras.

No más ayer, para hablar de los departamentos y municipios cercanos, el gobernador del Tolima tomo medidas drásticas, como restringir el acceso a la capital del departamento, Ibagué. De igual manera estableció el toque de queda 24 horas para menores de 18 años y adultos mayores.

«Hoy no tenemos el COVID, mañana lo podemos tener, pero estas medidas hoy, estamos es salvaguardando y sé que la ciudadanía y los tolimenses nos lo van a agradecer en unos meses y en unos años más adelante», afirmó el gobernador al explicar el porqué de las medidas tan severas.

Melgar, a 22 kilómetros de Girardot y a 20 minutos por carretera, el 16 de marzo, hace tan solo dos días, dio a conocer la circular número 001 en donde acató medidas nacionales y adoptó otras locales: «En lugares de ventas y preparación de alimentos es obligatorio cumplimiento el uso de tapabocas, guantes y continua limpieza de superficies con gel antibacterial y/o alcohol».

Ramiro Barragán, gobernador de Boyacá, ordenó el cierre de todos los accesos terrestres a esta zona del país; desde el 18 de marzo, es decir hoy, «Hemos ordenado cierre de ingreso por vías terrestres que comunican a Boyacá con Cundinamarca, Casanare, Santander, Norte de Santander, Arauca y Antioquia», con la única y válida intención de prevenir la expansión del COVID-19.

En Cartagena se restringió el uso de las playas, además de otras medidas de impacto, con las que incluso se exige que la distancia entre consumidores en un establecimiento comercial sea mínimo de un metro.

Muchos más detalles que sería engorroso enumerarlos, dejan ver la preocupación cierta y justificada de las autoridades en cada uno de sus jurisdicciones.

Girardot por naturaleza recibe una cantidad incalculable de visitantes, principalmente de la capital de la república. Esa sola condición la hace vulnerable y exige una atención especial y responsable por parte del gobierno local, restringiendo al máximo la llegada de turistas al puente festivo que se avecina, y con mayor énfasis la restricción de acceso para la temporada de Semana Santa que está a la vuelta de la esquina.

El mismo alcalde de Bérgamo, en Italia, con una población de 122 000 habitantes, debido al alto número de fallecidos, ha manifestado compungido que lamenta que los políticos, incluyéndose él, subestimaran inicialmente la gravedad del asunto.  

En Girardot no es momento de adoptar medidas imposibles de controlar como la de prohibir el descenso de pasajeros, que viajan en los buses intermunicipales, en sectores diferentes al Terminal de Transporte. A no ser que se coloquen personas responsables en los cuatro puntos de entrada a la casi ciudad (Puente Salsipuedes, CAI del Puente Ospina Pérez, avenida Nariño barrio La Esperanza y CAI de Ciudad Montes), que reporten minuciosamente al personal ubicado en el Terminal las personas que transporta cada bus identificado con placa y número de registro interno, este control es inútil.

¡Pero por favor! Más de diez años intentando controlar la salida de los buses con la puerta sellada, e inmediatamente después de que superan el puesto de control del Terminal, en la esquina ya están abriendo las puertas para permitir el acceso de pasajeros; los controles de Ricaurte y Flandes siempre fueron una gran mentira.

Hay que trabajar en el tema de los vendedores ambulantes de productos perecederos; en la manera de manipular los alimentos; en los sitios cerrados en donde no se está controlando el ingreso del número de personas que rebasa cualquier capacidad de espacio y distanciamiento entre una y otra.

No se ha hablado sobre la manera de vigilar y efectuar la desinfección en el transporte público, esencialmente buses, busetas y taxis. Precisamente por la condición de nuestro clima la sudoración es abundante y permanente, sobre todo para quienes toman un transporte público luego de caminar durante varios minutos u horas en sus tareas diarias.

Todo lo anterior, insisto, sumado al cierre de las vías de acceso a Girardot en el puente festivo que se avecina y para la Semana Santa, es necesario para contener el virus y apuntar a una baja propagación.

No se es adivino para saber si el COVID-19 va a llegar o no a la casi ciudad. La lógica y la tendencia es que en algún momento vamos a tener al primer enfermo; pero mientras ese momento llega las autoridades tienen que tener el carácter, la inteligencia y la responsabilidad para tomar medidas efectivas y razonables de acuerdo al comportamiento del virus en todo el mundo.

Precisamente por ser de las ciudades de Colombia que aún hoy, cuando escribo este artículo, no presenta personas con la enfermedad, y no ser nuestro país de los primeros afectados del mundo, tiene que ser una ventaja. Ya deberíamos haber aprendido lo que no se debe hacer y copiar los modelos de aquellos que han tomado medidas, extremas tal vez, para impedir la llegada o el incremento exponencial de contagiados.

Seguramente esa leyenda urbana que expone que el calor hace que el virus no sobreviva, hará que centenares de personas busquen en Girardot la panacea, sin ningún asidero científico.

Ajeno a las creencias filosóficas, religiosas, metafísicas de cada uno, la obligación principal es proteger al ser humano de eventos inciertos como estos. Un virus que todavía se encuentra en estudio y del cual los científicos no tienen la última palabra con respecto a su comportamiento.

Todavía Girardot se encuentra a tiempo de tomar decisiones serias y responsables que eviten una situación inmanejable, que termine en un evento descontrolado de consecuencias inimaginables. Es la mejor oportunidad de demostrar gobierno y autoridad.

¡Seriedad y responsabilidad por favor!

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.