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Girardot, la cumpleañera olvidada

Girardot, la cumpleañera olvidada

Hoy celebra Girardot 173 años de haber sido creada formalmente como Distrito Parroquial. La casi ciudad de pronto hubiera alcanzado su mayoría de edad, si junto a las celebraciones que por varios lustros se han realizado casi que con papel carbón, se le hubiese entregado periódicamente una obra importante que perdurara e impactara en el tiempo más de lo que duran los juegos pirotécnicos en el cielo.

Una encuesta para saber qué necesidades inmediatas requiere la casi ciudad, demandaría listados interminables en los que nativos y residentes escribirían de  manera explayada sus urgencias y afanes.

Como una columna de opinión no otorga esos permisos por razones obvias, enumeraré solamente cuatro proyectos que durante décadas vienen castigando a la casi ciudad reafirmando su vocación parroquial.

Con 173 años de edad, próxima a cumplir dos siglos de creada, Girardot es de los municipios de Cundinamarca que aún no tiene una Planta de Tratamiento Residual (PTAR). Cada año, hace más de un lustro, el tema se repite en las sesiones del Concejo Municipal en donde se invita a Acuagyr, pero no hay acciones que hoy en día permitan presagiar la proximidad de su construcción.

Hace años se habló sobre la construcción de cuatro PTAR. Hoy, por razones técnicas según se ha explicado en las mesas que viene adelantando el Consorcio Diseños Aguas de Girardot, se encuentra proyectada la construcción de solo una PTAR que tentativamente se construiría  ̶  quién sabe cuándo ̶  en el sector de Potrerillo.

La única certeza que existe es que los estudios y diseños que se vienen adelantando tienen un valor aproximado a los $ 2800 millones, pero nadie se aventura a decir para cuándo la PTAR  de Girardot. Debería ser penoso para todos los que han estado inmersos en este tema durante décadas, que les haya quedado grande o no les importara un asunto que además de atender una problemática de salud pública, robustece el turismo. Todos quieren y claman por un malecón, y desconocen u olvidan que solamente por el sector del embarcadero hay más de diez vertederos de aguas negras. ¿De qué malecón hablan?

El segundo aspecto que mantiene a Girardot lejos de ser una ciudad es la ausencia de al menos una biblioteca municipal. Aunque lo he escrito en columnas anteriores hay que repetirlo porque es la única verdad: la Biblioteca del Banco de la República es prestada. El municipio con recursos propios o resultado de la gestión que ningún alcalde ha adelantado debería tener una biblioteca de su propiedad. En la actualidad Girardot solamente tiene una exigua biblioteca escolar en el barrio La Esperanza, y pare de contar.  

Aclarando que cuando hablo de bibliotecas públicas no es solo para la consulta de estudiantes de primaria, educación media, pregrado y posgrado; debe tener un amplio fondo editorial disponible para toda la comunidad.

Otra buena noticia para los cumple de la casi ciudad sería saber que ha recuperado el sitio de disposición final (llamada antes escombrera). No es una nimiedad, ni un tema inocuo e inicuo, no lo es. Girardot se ha convertido en una escombrera a cielo abierto, así como advertí que la casi ciudad era un cementerio de llantas usadas.

La ausencia de una escombrera en funcionamiento ha fomentado que todos aquellos que hacen una construcción pequeña, remodelación o adecuación de sus propiedades arrojen los Residuos de Construcción y Demolición (RCD) en cualquier paraje, no importa qué o a quién afecten.

El 9 de noviembre de 2020, Sandra Milena Pautt Gutiérrez, periodista en ese entonces de Plus Publicación en una nota titulada, «Girardot cumple más de cinco años sin escombrera municipal», en uno de sus apartes señaló: « No hay que olvidar que la historia por la que a hoy lunes, 9 de noviembre de 2020, Girardot aún no cuenta con un sitio para la disposición de desechos de construcción, se remonta al 9 de abril de 2015: fecha en la que la CAR, mediante Resolución DRAM0015 impuso al municipio de Girardot medida preventiva que consistía en la suspensión inmediata “de las actividades de disposición final de escombros y otros materiales, en el predio denominado California […]”.  Desde  esa fecha  al día de hoy han  transcurrido exactamente 5 años y  7 meses».

Igual que los vertederos de aguas negras al Magdalena, el fenómeno de los escombros también es un problema de salud pública; un caso es el caracol africano que se alimenta, entre otros elementos, de los escombros. Además, propicia puntos críticos en donde posteriormente se empieza a arrojar basura indiscriminadamente. Basta recorrer lentamente la Avenida Nariño, el camino al Arbolito, visitar barrios como Portachuelo o en la parte posterior del coliseo del barrio El Centenario para entender la situación.

Finalizando la columna, pero no el listado de vacíos que, en lugar de construir, destruyen ciudad, está el albergue municipal para fauna (conocido antes como el coso municipal).

Deben ser cientos los canes vagabundos que recorren la casi ciudad sin que a nadie le importe o se  preocupe  por ellos. Iniciando el gobierno de Francisco Lozano, en la verificación del diagnóstico situacional de la casi ciudad en la que se establecieron las diez primeras causas de morbilidad y mortalidad, el segundo evento de interés en salud pública fueron las agresiones por animales potencialmente peligrosos; el 2019 terminó con 545 casos. Ante el tema, la secretaria de salud del momento, Ana Judith Gamboa, expresó a Plus Publicación que el coso municipal era «[…]una de las prioridades del señor alcalde […]». Ni antes ni después de él se ha dicho algo sobre el tema. ¡Otro problema de salud pública!

Feliz cumpleaños Girardot. ¡Que los cumpla feliz!

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.