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Con 75 palabras la coordinación de cultura de Girardot muestra su «majestuosa» gestión en cuatro años

Una cartera que necesita toda la atención del alcalde electo, Francisco Lozano, es sin duda alguna la de Cultura. Que para empezar debe aclararse no es ninguna secretaría, en donde las proyecciones inteligentes de alcaldes anteriores debieron ubicarla; es una inútil y vergonzosa coordinación acéfala, desprovista de buenas intenciones y de iniciativas de construcción de ciudad e identidad. ¡Un desastre!
No vamos a decir que hay que romperse las vestiduras y sorprendernos por todo aquello que no huele bien o que sabemos de primera mano no ha funcionado porque la coordinadora, Johanna Amórtegui, quien estuvo la mayor parte del tiempo en esta administración, a excepción del 30 de noviembre de 2017 al 15 de julio de 2018, nunca se comprometió con el trabajo encomendado.
Llega otra oportunidad para redireccionar el propósito, modificar su estructura y renovar con nuevas ideas y un alto nivel de compromiso la plataforma, por naturaleza, desde donde se construye ciudad e identidad.
Esa falta de responsabilidad de quien se le encomendó la tarea de fortalecer la gestión cultural de esta casi ciudad desecha precisamente por su incultura, se acompaña de su subordinación administrativa, paralizante, que tiene al Instituto Municipal de Turismo, Cultura y Fomento de Girardot; un ente descentralizado sin brújula que se comporta como república independiente. Verbi gratia el informe de los dineros utilizados en el Reinado Nacional del Turismo 2019, que deben superar los 1500 millones de pesos; ni una palabra, como si se estuviera hablando de dineros personales.
Es tan lamentable y pobre la labor de la coordinación de cultura estos cuatro años, que el informe publicado en la Rendición de cuentas cuatrienio 2016-2019, se reduce a setenta y cinco (75) palabras. Mejor evidencia no puede haber.
Esa síntesis extrema, inferior a un trabajo de preescolar, deja abiertas varias inquietudes en diversos temas:
RECURSOS PARA LA CULTURA
Cuánto se ha recaudado en estos cuatro años del dinero que por ley debe direccionarse hacia cultura, proveniente, por ejemplo, de la Estampilla Procultura (Ley 666 de 2001), en la que se establece que «la tarifa con que se graven los diferentes actos sujetos a la estampilla "Procultura" no podrá ser inferior al cero punto cinco por ciento (0.5%), ni exceder el dos por ciento (2%) del valor del hecho sujeto al gravamen”. Y de qué manera se han invertido en los cinco ítems que la misma ley establece, son las primeras preguntas.
Este gravamen aparece reflejado en algunos trámites que se adelantan en la Secretaría de Tránsito de Girardot; bien vendría saber sobre el recaudo de Tránsito cuánto le pertenece a la Estampilla y la destinación que se le ha dado a cada peso invertido.
Del mismo impuesto la Ley de la Red Nacional de Bibliotecas ordena « […] destinar no menos del 10% de su recaudo anual a la promoción de la lectura y las bibliotecas». No se presenta en los informes de rendición de cuentas ni las fechas, ni los sitios, ni los montos destinados para cada una de estas actividades. Lo que da a entender que si no hay informe, no hay actividad y por ende el dinero se encuentra en caja. Pero de ser así, ¿porque no se han adelantado estas dos actividades?
ESCUELAS DE FORMACIÓN
Con las escuelas de formación sucede algo similar; se manejan cifras como: «Más de 2.000 girardoteños han desarrollado sus habilidades y talentos […]». ¿No tienen la cantidad exacta de las personas registradas en las diferentes actividades de formación artística? Y si están hablando de 500 participantes promedio por año, ¿a qué actividad artística se vinculó cada uno de ellos y cuántos terminaron el proceso exitosamente?
Cabe la pregunta: ¿existen en estas escuelas de formación una metodología que inicie con una etapa, llamémosla de reconocimiento, en donde el niño pueda descubrir cada una de las posibilidades artísticas para escoger con la que se identifique? Todo indica que no.
LAS BANDAS
Tampoco explican por qué acabaron con la Banda Sinfónica Municipal, que si mal no recuerdo existió hasta el 2016. Menos a dónde fueron a parar todos sus instrumentos ni el valor monetario de los mismos. Un experto en el tema señala que al no haber relevo generacional, que, por supuesto depende de la gestión de la coordinación de cultura, este grupo se fue disolviendo inevitablemente.
Y continuando con bandas e instrumentos, todo parece indicar que el valor de los uniformes de la Banda musical ciudad de Girardot supera en mucho el valor de sus instrumentos musicales. Es necesario conocer un informe detallado de la calidad y valor real de los implementos musicales adquiridos. Porque, así las cosas, tendríamos un distinguido ajuar, con instrumentos como aderezos.
CONSEJO DE CULTURA
Ahora hablemos de los espacios de participación del Sistema Nacional de Cultura (SNCu), como los consejos municipales de cultura. El último que existió en Girardot terminó su periodo entre agosto y septiembre de 2018, con un agravante no jurídico sino de subjetividad ética: varios de sus integrantes fungían al mismo tiempo como contratistas del municipio.
A pesar de que los consejeros de cultura son los encargados de «asesorar al gobierno nacional y territorial en la formulación de políticas, planes, programas y proyectos y hacer control social a su ejecución», según lo establece Mincultura, Girardot ni lo conformó al comienzo del gobierno de César Fabián Villalba, porque se eligió hasta agosto de su primer año de mandato, ni lo tiene ahora, cuando debería ser el que acompañara al alcalde electo Francisco Lozano, a diseñar el mapa que eleve a la cultura a la cumbre en donde debe estar, rescatándola de la incapacidad, abulia, pereza y descuido en donde irresponsablemente la han sepultado los últimos años. (La elección del Consejo de Cultura Municipal es una de las primeras tareas que debe realizar la nueva administración).
CREADORES Y GESTORES CULTURALES
En el tema de creadores y gestores culturales las cifras son pobres con la realidad. En Girardot hay gran cantidad de personas trabajando, en solitario, por el fortalecimiento y salvaguarda de la cultura. Pero cuando se revisa el comportamiento de los BEPS (Beneficios Económicos Periódicos) que el gobierno entrega a quienes han comprometido su vida con la cultura, el número es exiguo.
Esto se da porque no ha existido una gestión comprometida, metódica y sistemática en ubicar, asesorar y acompañar a quienes transitan por los caminos escarpados de la cultura, para que de alguna manera mejoren sus condiciones económicas, que en mucho de los casos es precaria y apremiante. Girardot reporta, según el último dato conocido, tres (3) gestores culturales; no es cierto que solo tres personas se dediquen a la cultura en esta casi ciudad.
Mientras el municipio de Tocaima, en Cundinamarca, reporta 17 personas vinculadas a la cultura que accedieron a los BEPS, y en 35 municipios del Tolima hay registrados 672 creadores y gestores culturales (un promedio de 19 por municipio), Girardot lacónicamente reporta 9.
RED DE BIBLIOTECAS PÚBLICAS Y LUDOTECAS
Pasemos a un tema bien interesante: las bibliotecas y ludotecas. No se explica que un municipio con sus características y pretensiones, sobrevaloradas por cierto, tenga marcadas deficiencias en sus bibliotecas públicas (vereda San Lorenzo, barrios La Esperanza y El Diamante). Sus estructuras físicas deficientes, acompañadas de un insuficiente número de obras literarias que desvirtúan su razón de ser, acentúan el reconocimiento y la valoración que se le debe dar a la biblioteca del Banco de la República. Ella, sin pretenderlo, mimetiza la miseria y las necesidades con las que sobreviven las únicas tres bibliotecas públicas de la casi ciudad.
A propósito, las bibliotecarias de estas tres bibliotecas dependen del Instituto, desobedeciendo el Acuerdo 007 de junio 17 de 2016, “Por medio del cual se crea la red pública de bibliotecas y ludotecas municipales de Girardot”; en el Artículo Tercero se establece que «La Biblioteca Municipal que se crea pertenecerá a la estructura administrativa de la Alcaldía, quien se responsabilizará de su adecuada administración y sostenimiento permanente».
Pero no sucede así; fuentes nos confirman que las bibliotecarias, a las que se les renueva contrato dos veces al año, firman una orden de prestación de servicios con el Instituto Municipal de Turismo, Cultura y Fomento de Girardot. ¿Por qué desatender la instrucción del Acuerdo 007, afectando los dineros de la cultura para gastos administrativos que pertenecen puntualmente a la administración municipal?
En cuanto a las ludotecas y bibliotecas, si están creadas o proyectadas en cada una de las comunas y en la vereda del sur, como lo señala el Acuerdo en su Artículo Primero, parágrafo 2, no hay información sobre ello. Y en el tema específico de las ludotecas, no sabemos si existen.
Para terminar, si el Artículo Séptimo advierte que «La Red Pública de bibliotecas y ludotecas Municipales de Girardot coordinará sus funciones conforme a los criterios que maneje el Consejo Municipal de Cultura […]», debe inferirse entonces que al no haber consejeros de cultura desde hace más de un año, y cuando los hubo en las pocas reuniones que se efectuaron nunca se habló sobre el tema, estas están a la deriva y sujetas a la sapiencia de la improvisación de la excoordinadora de cultura.
Hay más por preguntar, no indago, por ejemplo, sobre las escuelas de Teatro ni de Artes Plásticas. Financiera, organizacional y profesionalmente ¿se encuentran bien manejadas y conformadas?
Queda un asunto que por su extensión lo trataré en el mes de enero, demostrando el círculo de negligencia, la falta de compromiso de algunos funcionarios y la incapacidad de gestión de la coordinación de cultura.
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