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La preocupación por el entorno social puede perjudicar su salud mental

La preocupación por el entorno social puede perjudicar su salud mental

Los estallidos sociales han traído consigo movilizaciones, manifestaciones de todo tipo y acciones para mejorar o para empeorar la situación del entorno social, esto, gracias al inconformismo hacia una decisión que perjudique a la población o a cierto tipo de personas; en muchos de los casos, nos acostumbramos a ver lo que sucede en el mundo frente a este fenómeno social. Percibimos en los medios: protestas, política, toma de decisiones, injusticias, muertes, y corrupciones, no menciono las buenas noticias porque el "bien" o el "mal" me parece algo subjetivo.

Las manifestaciones sociales han mantenido la atención de muchos ciudadanos, y aunque manifestarse es algo de hace muchos años, en Latinoamérica se ha evidenciado la resistencia de las personas por querer cambios, en países como Ecuador, Bolivia, Chile, Venezuela y Colombia. Cada uno de estos países con diferentes contextos y en su mayoría, con situaciones que llevan muchos años en la lucha.

Las consecuencias y las secuelas que han de dejar este tipo de situaciones no solo se queda en el aspecto colectivo, sino que también provoca daños individuales e intrapersonales, los seres humanos a lo largo de su vida aprenden a experimentar diferentes emociones, la felicidad, la tristeza, el asombro, el asco, el enojo, y al que quiero llegar, el miedo.

El miedo, siendo una emoción primaria, se caracteriza como una emoción que no es tan agradable de sentir, es provocada por situaciones de riesgo o amenaza, puede ser por diferentes circunstancias del  pasado, presente o futuro, del miedo puede derivarse la ansiedad o en casos extremos, el terror.

¿Qué tiene que ver el miedo con las manifestaciones sociales? Mucho. Una persona que se preocupa demasiado por su entorno social y mantiene una presión constante por lo que sucede en el país tiende a presentar daños en su salud mental, perjudica al individuo. Es preocupante no tener conciencia de esto.

Los seres humanos necesitan ser asertivos al momento de decidir qué quieren observar y qué no, qué situaciones entran en su vida y cuáles no, por ende, más que analizar cifras e índices de afectaciones en la salud mental de los colombianos es concientizar que estas situaciones también perjudican psicológicamente a los ciudadanos.  Un ejemplo, son los datos que según el Ministerio de Salud en Chile, informa que su población está sufriendo daños psicológicos por lo sucedido el 18 de octubre del 2019 con “Chile despertó”

El miedo, la rabia y la ansiedad se refleja en el inconformismo, así surgen la mayoría de manifestaciones sociales, ante la reacción pueden estar, quienes salen a protestar o quienes lo observan y no pueden hacer algo por alguna razón. Estos últimos también tienden a sentir impotencia, miedo, rabia y ansiedad, las emociones se expanden rápidamente, como un virus.

En Colombia estamos en alerta hace mucho tiempo y muchos colombianos ya están cansados de ver a los mismos, pero analizando que el miedo también surge gracias a la falta de confianza, encontrar a nuevas personas para liderar es algo muy complejo.

Al percibir el panorama desde el miedo, es normal que nosotros sintamos la necesidad de buscar a alguien que esté de nuestro lado, que nos proteja; me recuerda al "vandalismo" que vivimos luego del Paro Nacional el 21 de noviembre, miedo, miedo y más miedo para que nuestro hermoso gobierno nos protegiera esos días.

El miedo desencadena muchas cosas y reacciona de dos maneras, ataque o huida; y en nuestro contexto o más bien, en un país con tanto poder comprado nos deja a la expectativa para poder “atacar” con triunfo y sin manipulación, o “huimos” y seguimos viendo novelas mientras nos asustamos por ver tantas publicaciones en Facebook.

La salud mental de cada individuo está siendo perjudicada por la preocupación social. No ha sido fácil para los que están luchando y tampoco para los que solo quieren seguir con sus vidas, mientras unos dejan de trabajar por protestar y salen con demasiada presión, y los que intentan seguir con su rutina, ellos también sienten lo mismo por no poder llegar a sus trabajos a tiempo.

Aunque las marchas se han mitigado, la expectativa y el miedo aún siguen en espera.

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.