Columnistas


La lucha continúa

La lucha continúa

 

“El paro, la protesta, tiene un costo ínfimo, pero un valor político enorme. El ejercicio del derecho fundamental a reunirse, a manifestar el descontento, sí bloquea vías, demora el transporte, desvía tiempo de usos productivos y del ocio, y, por tanto, cuesta. Pero la movilización ciudadana es productiva: empuja reformas, demanda cambios y resquebraja la posición dominante de muchos grupos de interés. Sin protesta ciudadana, la democracia y el sistema económico estaría a merced de intereses casi sin control (noviembre 2019)”. Pérdidas y ganancias de las protestas sociales. Luis I. Sandoval.

 

La estrategia se define como una serie de acciones meditadas y claramente encaminadas hacia un fin determinado. Aclaro el término porque el Comité Nacional de Paro, del cuál hacemos parte los maestros estatales a través de nuestra Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación -FECODE- ha decidido hacer un giro en las acciones del paro más largo de nuestra historia reciente, para asumir paralelamente las labores propias de nuestro accionar pedagógico y las acciones que como pueblo debemos seguir dando en el entendido que el estallido social iniciado el 28 de abril es una lucha de largo aliento, pues como lo afirma William Ospina, “lo que va a tener que cambiar no es la actitud de unos gobiernos que se niegan a hablar con quien pise la alfombra donde ellos no dijeron, sino la manera de gobernar”.

El estallido social, nos ha permitido ver muchas cosas, en primer lugar debemos tener en cuenta los muertos, los desaparecidos, los detenidos, los heridos, la violencia de género y demás delitos cometidos en su mayoría por la fuerza pública, y exigir que la justicia actúe en cada caso y que la memoria no permita olvidar a quienes no debieron morir. Pero paralelamente a la brutalidad ejercida contra la protesta social, también fuimos testigos del arte en las calles manifestado en música, teatro, paredes llenas de denuncias y colores, bibliotecas andantes y muchos jóvenes gritando y pintando de mil colores sus sueños. Este paro no puede verse solo desde los bloqueos y el horror de la muerte, también hay que reconocer en él, una amplia manifestación cultural que quizás muchos no hemos entendido ni valorado en toda su magnitud.

Las redes sociales han jugado y seguirán jugando un papel determinante para mostrarnos esa otra realidad que los medios ocultan, estigmatizan o satanizan, todo estuvo al desnudo a través de vídeos, fotografías, textos y audios que permitieron volcar los ojos del mundo sobre nuestro país. En las calles la movilización es por la vida, por la paz, por la justicia social, por el ambiente, por la educación, así lo expresan las pancartas, cantos, bailes y los diversos ritmos musicales a son de las batucadas que le dan tanta alegría y fuerza a la protesta social. Pero además y en esa gama de creatividad, hubo bibliotecas ambulantes, libros y lecturas, zancos, mimos y creería que todas las manifestaciones y creatividad posible gritando las muchas necesidades de un pueblo que se cansó de ser usado en las elecciones como ciudadano y luego señalado de vándalo por reclamar lo que merece.

Esos múltiples “puerto resistencia” se convirtieron en el escenario desde donde los jóvenes reclaman su derecho a existir, a educarse y a ese porvenir que nunca se alcanza. Reclaman derechos sociales, han asumido su ciudadanía y nadie los va a callar. Tendremos que aprender a escucharlos y valorarlos como son, los gobernantes tienen el reto y la responsabilidad política de atender las necesidades sociales de manera urgente, y nosotros los mayores, debemos ayudarles a abrir esos caminos del cambio, porque es justo y necesario que tengan esas oportunidades que muchos nunca tuvimos.  Pero a la lucha por el reconocimiento del problema, sigue la lucha por el cumplimiento de los muchos acuerdos firmados e incumplidos.

Finalmente y como lo afirma Luis I. Sandoval en su columna, el paro nacional es un “acontecimiento político cultural orientado programáticamente” (G. Arcila) que deja el legado de una agenda social ineludible cuando se avecina el debate de cambio parlamentario y relevo presidencial. Por ello es un hecho político que no podemos desconocer ni esconder y es en las urnas como lo permite la democracia, donde a través del voto se dará la oportunidad para esas transformaciones políticas tan necesaria en Colombia, ojalá no se caiga en las mentiras de los de siempre, en resultados de encuestas amañadas y entonces sigamos cargando esta tragedia que es producto de elegir mal o no salir a votar, con la idea de que nada cambiará. Y nada cambiará si no cambiamos nuestra manera de pensar y actuar como ciudadanos.

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.