Identidades

En el Cementerio Católico de Girardot en el lugar de la cruz estará San Miguel Arcángel

Se habla de construir un mirador, que iba a tener como compañía a San Miguel Arcángel, pero como ahora ocupará el lugar de la cruz, posiblemente avizorando la glorieta que deberá estrenar Girardot dentro de poco, entonces se acomodará en su parte superior el Ángel de Vida, terminando en una columna «grande y alta».

En el Cementerio Católico de Girardot  en el lugar de la cruz estará San Miguel Arcángel

A las 11:55 de la mañana de ayer jueves, 27 de enero, cuando el sol alcanzaba su mayor intensidad empujando a los transeúntes a buscar protección, comenzó a escucharse el sonido tenue de un motor que anunciaba el inicio de la demolición de la cúpula del Cementerio Católico en Girardot. Casi un siglo de existencia empezó a desmoronarse desde lo alto de la cruz que no volverá a erguirse en el lugar.

Cuenta la personera municipal del Municipio, abogada María Cielo Riveros Duarte, que Enel Codensa, de acuerdo a la información que ella recibió de la Diócesis de Girardot, a partir de las 4:00 de la mañana de ayer procedería a suspender el servicio de energía eléctrica. A las 11:17 de la mañana, cuando conversábamos debajo de un árbol achilado, a menos de cien metros del reloj de la entrada del municipio que desapareció y nadie supo cómo, aún se encontraban los operarios maniobrando para interrumpir el fluido eléctrico. El mismo Jose Molano, operario de la empresa Energru S.A.S., sudando en el sauna que era la cabina del vehículo a esa hora, confirmó que desde las 6:00 de la mañana estaban prestos para empezar con la demolición.  

Como sea, en pocos minutos la tutela que interpuso o acompañó la Personería Municipal de Girardot, se haría efectiva, evitando una tragedia si en cualquier momento desafortunado la estructura se viniera abajo, afectando la integridad física de quienes transitaran en ese momento por allí.

Al fin y al cabo, es como lo dice la personera María Cielo, «Lo importante es que se dé cumplimiento y que no vaya a perjudicar a los transeúntes. Los vecinos por acá estaban todos bravos porque como es el cierre, entonces pierden sus ventas, se les perjudica. Nosotros les dijimos que tuvieran también paciencia porque el tema, lo importante es que se cumpla».

Mientras se alistaban todos los preparativos y Enel Codensa daba vía libre para iniciar la demolición, adentro, resguardado del sol que seguía quemando igual que hace una hora, se encontraba sentado, visiblemente acalorado, el padre Víctor Hugo Sanabria Cepeda, ecónomo de la Diócesis de Girardot, quien además de tener a su cargo el Cementerio que estaba próximo a perder parte física de su historia arquitectónica, también responde por los de Fusagasugá y La Mesa, los tres en el departamento de Cundinamarca.

Visiblemente emocionado pero atento, reconoció que ha sido «[…] una situación que nos tenía tensionados realmente. Hasta hoy todavía, por todo lo que significa la demolición de la cúpula de la entrada al Cementerio por cuestiones de seguridad».  

TENEMOS UNA DEUDA GRANDE

Nadie seguramente imaginó que la demolición de la cúpula, que puede tener cerca de un siglo de construida, ya que según el padre Víctor el Cementerio Católico se construyó en el año de 1924, traería de la mano la oportunidad de modernizar su estructura arquitectónica y cada uno de los espacios interiores que ayudan, de cierta manera, de aliciente y acicate a aquellas almas adoloridas que llegan hasta allí para dejar sepultados por un lustro los restos de seres queridos, amados, valorados, y ahora extrañados.

Al comenzar nuestra conversación el padre rompe el hielo con una frase reveladora: «Nosotros tenemos una deuda grande con Girardot, que se trata de la remodelación de la parte exterior como de la parte interna del cementerio». Ya, advierte, se han realizado las necesarias en los camposantos de Fusa y La Mesa, quedando únicamente pendiente la de esta ciudad.

En cuanto se termine con la demolición de la cúpula, está programado un «primer intento de remodelación de la parte exterior», construyéndose en el lugar «un arco que más o menos no nos deje olvidar que ahí existía una cúpula».

Como ya se ha decidido que la cruz, la que se desmoronaba al fondo mientras dialogábamos, no se volverá a levantar, en su lugar irá una imagen de San Miguel Arcángel, para que «tanto residentes como visitantes, al ingresar a Girardot, puedan ver que San Miguel efectivamente es el patrono de la ciudad». Curiosamente al parecer momentos antes de nuestro encuentro habían hablado sobre el tema.

Pero no solamente la parte externa se vería beneficiada casi que a la fuerza, no. También existe un proyecto ambicioso e inédito para muchos de los girardoteños, y es la remodelación en varias etapas de la parte interna. Solamente se está a la espera, nos confirmó el padre, de las licencias que debe entregar la oficina de Planeación Municipal, para iniciar la próxima semana de febrero con el proyecto.

Se habla de construir un mirador, que iba a tener como compañía a San Miguel Arcángel, pero como ahora ocupará el lugar de la cruz, posiblemente avizorando la glorieta que deberá estrenar Girardot dentro de poco, entonces se acomodará en su parte superior el Ángel de Vida, terminando en una columna «grande y alta».

Pero es tan ambicioso y extenso lo que se piensa remodelar y construir, que serán necesarias varias etapas para cristalizar cada uno de los diseños e ideas proyectadas. Entre ellas se encuentra revisar todas las cubiertas externas de las bóvedas «de manera que podamos dar mayor belleza», sin perder de vista los caminos, la jardinería, lo que obliga a tener un pozo de recolección de aguas lluvias «para poder sostener la naturaleza», señaló entusiasmado.

Hasta ayer no había una noción clara del tiempo que puede invertirse en las obras que están por iniciarse, y mucho menos el costo real y definitivo. Lo que sí queda claro es que la caída de la cúpula del Cementerio Católico de Girardot no es vestigio de decadencia, sino evidencia de restauración y progreso.

Girardot tendrá entonces a San Miguel Arcángel vigilante, observando desde lo alto el cotidiano devenir de la ciudad.