Cultura
En un pequeño rincón del Banco de la República se guarda parte de la memoria de Colombia
Herramientas, muchas herramientas le dan profundidad y espesor a la idea de Nayibe Palacio Galindo. Bajo la mano artística y creadora de Juan Felipe Gómez Díaz, un joven talentoso en diseño gráfico, se fueron colmando las cuatro paredes de imaginarios, recuerdos, arcoíris, llantos, desplazamientos, conflictos, convenios y desacuerdos, guerra y paz, fotografías, esperanzas, un paso adelante y cuatro atrás.

Para entender cómo sobreviven estúpidamente las masacres, los asesinatos, las desapariciones forzadas, las amenazas, en un país como Colombia que el pasado 26 de septiembre cumplió cinco años de haber firmado un Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), hay que superar el discurso acartonado de los que instrumentalizan la palabra paz como un accesorio deslumbrante, para escuchar a quienes la usan como verbo transformador de vida que trasciende felizmente a la historia.
Aunque el compromiso de alcanzarla debería ser de todos, no es así. Y aunque los veteranos (de vida) crean que luchar por una Colombia en paz ha sido virtud de su generación, hay una raza nueva de jóvenes que en cada pedazo de pan que mastican, en cada beso que deshojan a su modo, en cada párrafo de página subrayado, anhela con ansia, acción y pasión poder vivir en un país que no los expulse a la fuerza por excluirlos, o que no los someta al deshonroso destino de vivir sin esperanzas. Ellos reclaman una patria en la que no hay que partir para no morir, en la que no hay que callar para no desaparecer, en la que no hay que dejar de amar para sobrevivir.
Nayibe pertenece a esta juventud. Es una mujer tan liviana que parece que la brisa puede convertirla en remolino. Agraciada, animosa, alegre desde la comisura de sus labios, va de un lado a otro con un compás de paso tan amplio, como su sueño inagotable de desear que su Colombia por fin viva con la paz que no ha conocido en sus 28 años de vida.
A sus 14 años le empezó a horadar el alma la violencia que fluía inagotable desde los medios de comunicación nacional, una misma noticia repetida miles de veces en diferentes tiempos y espacios.
Trabajadora social con especialización en Gestión Asociada, trabajó durante tres años con la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV), del conflicto armado en Colombia. Hace cinco años ingresó al Banco de la República y se desempeña como auxiliar de asuntos culturales en la Biblioteca de la ciudad de Girardot.
«PORQUE YO SUEÑO TODAVÍA…»
Nayibe es la líder en Girardot del proyecto nacional del Banco de la República, La paz se toma la palabra. Una apuesta que nació en el 2017, y que a través del arte y la cultura propicia reflexiones y conversaciones como un pegamento que robustezca las diversas culturas de paz que existen en Colombia.
Hay que preguntar, ¿por qué la idea de Nayibe de crear un rincón en la Biblioteca del Banco de la República para alojar la memoria de tantos años de violencia en el país?
− Porque faltaba un espacio para hablar de paz. A mí me asignan el proyecto de La Paz se Toma la Palabra, yo soy la líder en Girardot. Consiste en implementar una cultura de paz en el municipio y alrededores a través de mediadores y objetos culturales.
¡Me hubiera quedado en el puesto distribuyendo las herramientas y ya! Pero yo quería un espacio para conversar sobre la paz y la guerra porque en la Biblioteca no lo hay. Un espacio atractivo, que permitiera investigar. Aquí no solamente están los resultados del colegio, sino los resultados de la Biblioteca, o Nayibe en Valle del Sol. Todos los resultados con los niños y que a la fecha una ya puede decir qué ha logrado y qué no ha logrado.
Y agrega con mayor vehemencia:
− Porque yo sueño todavía, y tengo esperanza de que algún día se logren de manera parcial espacios de paz, ya sea en los hogares de los habitantes de Girardot o en algunos de los colegios.
Un ejemplo de lo que se ha obtenido o de lo que se puede hacer es importante para conocer la dimensión del proyecto. Nayibe da un ejemplo de lo que ya se ha ejecutado.
− Hace tres años se realizó un taller que se llamó Cartas por la Paz. Entonces se pueden discutir esas cartas con los niños que vengan, o que puedan visitar el Rincón de manera virtual. ¿Qué pensaban los niños?, ¿qué querían de la paz en tres años? Uno podría empezar a discutir con niños, jóvenes, sobre esas cartas. Entonces también construir sobre lo que ya está construido.
Y como la paz también es generosidad y ecuanimidad, reconoce con humildad ese mundo que la ha rodeado, apoyándola para llevar a buen puerto su proyecto.
− La idea es mía, ¡pero hay manos de todo el mundo! Está el profe Juan Pablo, está María Teresa, Juan Felipe que fue el artista. La «teacher» (Adriana Katherine Alférez García), me ayuda con el público infantil y muchos de sus trabajos están acá. A ella le gusta, le cautiva, me colabora.
En el tercer piso de la Biblioteca se encuentra Alexio Osorio Villegas, el gerente de la Agencia Cultural del Banco de la República en Girardot. Era a él a quien Nayibe tenía que convencerlo con la idea del Rincón de la Memoria. ¿Cómo lo logra?
− Le cautivó la idea de poder mostrar los trabajos realizados, es algo en lo que falla muchos de los proyectos a nivel nacional, es que se hace y se hace pero nunca se sistematizan.
En cambio, este es el compendio de lo que se ha hecho antes, con la idea de seguir recopilando y trabajar sobre lo que ya está recopilado, y complementar con los nuevos. Porque hay herramientas que a la fecha no se han usado pero que están disponibles para hacerlo.
Evidentemente para Alexio Osorio no fue difícil identificarse con la idea. Así lo concibió:
− ¿Que hace uno como jefe? Escuchar esas iniciativas, y la verdad cuando me la planteó, a mí me gustó. ¿Qué hago yo?, apoyarla. Porque ella tiene todo en la cabeza. ¿En qué consiste mi apoyo? Darle su espacio, darle los elementos para pintarlo, porque me lo ha hecho pintar varias veces (risas); que le de estos muebles, lléveselos; que si esta colección, llévesela; que necesito… ¡lléveselo! Apoyarla en eso.
¿Y por qué me gustó la idea?, porque es un espacio realmente interesante donde están concentrados todos los talleres que han hecho los mediadores de paz en la ciudad.
El resultado ha sido bastante positivo.
LAS HERRAMIENTAS PARA LA PAZ
Herramientas, muchas herramientas le dan profundidad y espesor a la idea de Nayibe Palacio Galindo. Bajo la mano artística y creadora de Juan Felipe Gómez Díaz, un joven talentoso en diseño gráfico que realizó sus prácticas como practicante del SENA, se fueron colmando las cuatro paredes de imaginarios, recuerdos, arcoíris, llantos, desplazamientos, conflictos, convenios y desacuerdos, guerra y paz, fotografías, esperanzas, un paso adelante y cuatro atrás.
A partir de estos recursos ha proyectado construir la memoria de país desde las experiencias y evidencias del conflicto armado en Colombia, y de un Acuerdo de Paz que no avanza como esperaban muchos de los que están cansados y no viven de la guerra, o que siendo actores decidieron vivir el resto de su existencia en paz.
Explicar cada una de las herramientas que atornillan y acomodan la memoria para la historia, ¿quién podría hacerlo mejor que su propia gestora?
Hechos de paz, mi línea de tiempo, busca conversar con los jóvenes sobre los hechos de paz personales, familiares, vecindario, colegio y nacionales. Entonces en esta pared están los resultados de esos talleres tanto en Girardot como municipios aledaños.
De toda la gente. 25 años de la Asamblea Nacional Constituyente, son talleres que se han realizado para hablar sobre la Constitución Política de nuestro país. Los resultados de esos talleres salían de lo que los jóvenes proyectaban en un periódico de lo que iba a ocurrir en 25 años; temas de democracia, política, […]. Muchos, también, colocaban en sus anuncios que para el 2024 o 2025 se iban a respetar los derechos humanos en Colombia.
Pensando la paz refleja hechos de paz y guerra. Por un lado de la caja se ve una fotografía de Jesús Abad Colorado, reflejando lo que ha sido la guerra en nuestro país, y por el otro lado hay espacios en donde se ha llevado a cabo procesos de memoria histórica. Entonces cómo a partir de la guerra se pueden construir temas artísticos para dialogar con los jóvenes. Eso no lo hemos usado todavía, pero ahí está para empezar a dialogar con ellos.
Contando historias da como resultado un juego divertido llamado Rulepaz. En una especie de ruleta se conversa alrededor de cinco preguntas: ¿si pudieras hablar con la paz, qué le dirías? ¿Si pudieras hablar con la guerra, qué le dirías? ¿Qué le pregunto a la guerra de qué le pasó en su infancia? ¿Cuál es tu primer recuerdo de guerra? ¿Cuál es tu primer recuerdo de paz? Con base a estas preguntas se comienza a dialogar.
Mapazmundi. Ya hablamos de lo personal, de lo familiar, de lo escolar, de lo nacional, y la idea es ampliarlo a conflictos mundiales. Empezar a conversar con ellos en dónde más han existido conflictos en el mundo, y de qué manera se han resuelto. Hacer comparaciones de acuerdos de paz, empezar a dialogar sobre temas universales.
En la Maleta Viajera hay guardados temas infantiles. De cada libro que la conforma han quedado grandes experiencias y aprendizajes.
Del libro «Pastel para enemigos», ellos decidieron fabricar un pastel para amigos.
«Orejas de mariposa» es un cuento que habla sobre el matoneo. Los niños formaron mariposas y dentro de ellas escribieron mensajes que ayudaran a evitar el matoneo y sus efectos negativos.
Del libro «Me llamo Paz» resultó una bella experiencia. Después de la lectura entendieron que la palabra «paz» puede tener un significado muy grande, y ellos lo relacionaron con su nombre. Llegando a la conclusión de que más allá del nombre, lo más importante es lo que pueden aportar como ciudadanos a la sociedad.
Naturaleza, resume una actividad que realicé en el sector de Valle del Sol en Girardot, en la que hijos de residentes del lugar sembraron árboles en conmemoración del Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas. Los bautizaron y pintaron con el fin de cuidarlos, como símbolo de lo que los adultos llamamos resistencia y lucha.
También hay herramientas que no pertenecen al Rincón, ni son creadas por los mediadores de paz, pero que contribuyen a la construcción de conciencia y memoria histórica a través de los años. Nayibe las explica.
Mi voz es tu voz, es una herramienta del Centro Nacional de Memoria Histórica. Recoge un trabajo realizado en Valle del Sol que todavía está por mitad. Porque son como 16 talleres y la idea es extraer de ellos una canción o un producto artístico acerca de lo que para ellos ha significado el conflicto en su vivienda, o en lo que fue antes, porque algunos fueron desplazados. Esta herramienta fortalece el proceso que adelantamos.
Frente al otro, dibujos para el posconflicto, es una exposición que estuvo en el Banco, y es una réplica que hace el semillero Sabia para que otras personas que no estuvieron en la exposición puedan aprovecharla. Y como resultado está lo que ellos perciben en cuanto a lo que fueron los desmovilizados, o sea qué piensan de un desmovilizado, cómo perciben esa realidad por donde ellos han pasado, si genera empatía o por el contrario cierto distanciamiento con ellos. Ahí está el resultado.
LOS NIÑOS Y LA PAZ
En Colombia nos hemos acostumbrado a la retórica exagerada, al eufemismo hipócrita, a la profundidad aparente, y no está impactando positivamente, sobre todo en la juventud ni la niñez.
Nayibe tiene fresca las experiencias que se viven en los colegios públicos y privados, pulsando en vivo de qué manera impacta la guerra y la violencia a niños, niñas y adolescentes de diferentes estratos y condiciones sociales.
− En los talleres que se han realizado, tanto en colegios públicos como privados, impacta en colegios privados el hecho de saber que en nuestro país existe una guerra, porque muchos ni siquiera lo sabían. Entonces estas herramientas y estos objetos culturales permiten saber que hemos cruzado por un pasado violento. Y al saberlo, digamos, genera en ellos la manera de ponerse en los zapatos del otro, de saber que hay víctimas del conflicto armado, saber que uno las puede conmemorar, saber que no más con el hecho de saber que ellos existen se genera un cambio, de a poquitos, obviamente. No lo vamos a ver reflejado en cifras simplemente.
Hay una explicación también para las experiencias en las instituciones educativas del sector público.
− […] ahí lo importante de los colegios públicos es que ellos identifican que la guerra inicia desde sus hogares, desde sus colegios. Y luego es bonito proyectarlos frente al tema nacional. Como unir esos tres ambientes, y en algunos de pronto llega a generar un cambio, porque es difícil para una medir qué tanta efectividad tienen las herramientas. Tendría que pasar 5 o 6 años y poder realizar encuestas, entrevistas, para ver que tanto efecto tuvo en ellos conversar acerca de temas de paz y guerra.
Queda un sinsabor, porque es como si el sector privado estuviera conformado por familias perfectas, y el público no. Se necesita una explicación más explícita.
−No. Porque digamos que en los colegios públicos ellos solitos llegan a esa conclusión. Cuando yo comienzo a hablar de temas de conflicto a nivel nacional, ellos de una hacen un paréntesis, y de una se enmarcan en sus temas escolares y familiares. De grados 6 a 11.
Pero cuando tú lo haces en un privado la dinámica cambia totalmente. O sea, ellos se dejan enmarcar por el tema nacional y nunca sale a colación lo personal […]. Impactarlos con temas a nivel nacional es suficiente, porque nunca se toca el tema escolar ni familiar, nunca lo tocan ellos.
Reunir colegios del sector privado y público simultáneamente podría ser interesante.
− Una vez hicimos un espacio con el profe Juan Pablo en una Semana por la Paz, que fue Voces de Paz. La idea fue hablar a través de una obra teatral: un guerrillero, un campesino, alguien del ejército, y otro personaje que se me escapa. Contar qué pasaba antes, durante y después de la guerra si se firmaban los acuerdos de paz con las FARC. Al día siguiente se cayeron los acuerdos con las FARC. Ya estaban firmando el Acuerdo de Paz, pero al día siguiente se cayó.
Estaban varios colegios, tanto públicos como privados, pero en ese espacio nunca se llegó a concertar que los conflictos nacen desde casa o desde sus colegios. La conversación dio fue para hablar de temas actuales de país, principalmente del proceso de paz con las FARC.
Queda claro, luego de escucharla explicar de qué manera concibe su Rincón de la Memoria, que Nayibe no cegará en su empeño de construir un país sin conflictos armados, por pequeños o escasos que sean los recursos que tenga para conseguirlo.
Aprovechando los talleres y sus herramientas es válido aterrizar en Girardot. Nos deja una preocupante reflexión que obliga a revisar la manera como se viene construyendo la ciudad.
−Yo he llegado a muchas conclusiones en cuanto al tema de los jóvenes. Ejemplo, para la implementación de políticas públicas, los jóvenes no se quieren quedar en Girardot. Quieren irse de acá porque saben que no hay oportunidades para ellos. Son conclusiones a las que uno llega analizando todo lo que se hace con las herramientas.