Cultura
Bárbara León Gómez, la sembradora incansable de frutos literarios
Bárbara León Gómez, la labriega, la sembradora, la agricultora, la recolectora, nuevamente nos sorprende con su ímpetu avasallador con el que comparte su amor a la literatura y la cultura. En esta ocasión con la tercera versión de lo que ha llamado Frutos Literarios, que, dicho en mis palabras, es la forma amorosa de acercar la cultura a las personas.

Se avecina una cosecha de metáforas, apócopes, hipérboles, rimas, gazapos, que probablemente harán olvidar a quienes disfruten de ella, esta época de escasez y dificultad que viven estas últimas generaciones.
Bárbara León Gómez, la labriega, la sembradora, la agricultora, la recolectora, nuevamente nos sorprende con su ímpetu avasallador con el que comparte su amor a la literatura y la cultura. En esta ocasión con la tercera versión de lo que ha llamado Frutos Literarios, que, dicho en mis palabras, es la forma amorosa de acercar la cultura a las personas.
En las palabras de ella, Frutos Literarios es una actividad que promueve la lectura junto con el cuidado del medioambiente. La idea nació en el 2019, dice ella, un poco antes de pandemia. En esa primera ocasión colgó de las ramas de los árboles plantados en el parque Bolívar, más o menos 250 libros, todos envueltos en papel periódico. Casi antes del amanecer, ella, junto a sus fieles colaboradores, se ocupaba minuciosamente de acomodar y ajustar cada uno de los detalles desde su puesto de mando acomodado enfrente del pórtico de la Biblioteca del Banco de la República en Girardot.
Pero con la pandemia rondando por todos los rincones del mundo, viendo pasar la vida desde las ventanas, en el 2020 los frutos se ofrecieron en una cesta diferente, desde la virtualidad.
Este año, el Día del Idioma que se celebrará el proximo 23 de abril, es la fecha escogida por Bárbara para la tercera versión. Trescientas plántulas de moringa, al lado del mismo número de frutales, y un libro, serán el mejor incentivo para acercarse a recoger una pequeña muestra de literatura, que sirva para empezar o continuar arando y cultivando en el extenso campo de la cultura.
FORMA DE RECOGER LOS FRUTOS
Como en cualquier cosecha, existe un método para que la recolección sea productiva. En esta oportunidad no va a ser diferente.
Está previsto ingresar por el lado del edificio de la Alcaldía, ya que el acceso al evento se encontrará ubicado inmediatamente después del parqueadero privado de la Biblioteca del Banco de la República.
En este punto de ingreso se hará entrega de una boleta a cada uno de los visitantes, quien, acompañados de un estudiante del Colegio Normal María Auxiliadora, caminará por un sendero improvisado con un libro y dos plántulas, una de moringa y otra de frutos comestibles, que bien podrá ser naranja o papaya.
¿Por qué frutos comestibles?, le preguntó a la organizadora. «Porque tú sabes que como muy pronto se prevé que van a haber hambrunas, entonces la intención es que todos los espacios verdes posibles que haya sean utilizados para producir comida de una u otra forma», contesta. Las plántulas frutales son entregadas por María del Mar Caicedo Medina, una arquitecta «que es especialista en arquitectura de paisajismo comestible».
Finalizado el recorrido inicial, con su libro y las dos plántulas, se encontrarán al final de las escaleras con un punto de la Dirección de Asistencia Técnica y de Medio Ambiente (DATMA), quienes además de haber donado las plántulas de moringa, instruirán sobre el cuidado del medioambiente.
Posteriormente se podrá ingresar al primer piso de la Biblioteca, en donde habrá un punto en el que se tratará rápidamente sobre el paisajismo amigable, en el que María del Mar entregará una breve charla sobre cómo sembrar las plántulas que recién han recibido.
Se podrá ingresar al salón de lectura, en el mismo piso, en donde sorpresivamente puedrán encontrarse con una actividad de lectura en voz alta, o juego de palabras.
En el pórtico estarán dispuestas revistas usadas de diferentes temas culturales, disponibles para los visitantes.
CÓMO ESCOGER MI LIBRO
Aunque el libro viene amorosamente empacado, luego de haber sido consentido, «[…] él va con un logo del Club de Lectura y una pequeña reseña, si es narrativa, es novela […]. Le doy una pista, le despierta la curiosidad, es que haga ese ejercicio mental. Cuando salga ya del evento destapa su libro, y si no, pues mira con que otra persona cercana lo pueda intercambiar».
TAMBIÉN LA DEMOCRACIA
Hacer un intercambio de libros y revistas fue una opción inicial del Club de Lectura Girardot. Durante siete veces consecutivas lo realizó bajo el nombre de Trueque de Libros.
Una complicidad sana entre los asistentes, que propiciaba un espacio de amistad entre quienes llegaban hasta el lugar con el pretexto de hacerse a una buena propuesta literaria, o compartir la suya con otras personas.
Para Bárbara, los Frutos Literarios del 2019, «la primera de las que hicimos en el parque Bolívar, colgando de los árboles los libros, fue una experiencia muy interesante porque hubo más democracia, digamos en el acercamiento de los libros por parte de un público más general y mucho más amplio que el que se podía reunir en los trueques en el pórtico».
Para esa ocasión fueron los títeres los que llenaron de color el momento, acompañando una jornada con abundante narración oral, que se vio sorprendida por una situación inesperada, «los libros no duraron sino como dos horas colgados, porque fue tanta la afluencia de la gente que se acabó rápido la existencia de ellos», recuerda con gran emoción Bárbara.
LOS ESCUDEROS
Cualquier proyecto, más si es cultural, debe contar con unos escuderos dispuestos a entregar horas de su vida para ayudar a impulsar y mantener esta noble y altruista causa.
Esta ocasión no es la excepción. Trece acompañantes incondicionales, los miembros del Club de Lectura Girardot, además de amigos cercanos, son quienes rodean, ajenos a cualquier interés personal, estas propuestas. Y siempre con el apoyo incondicional del gerente del Área Cultural del Banco de la República en Girardot, Alexio Osorio Villegas.
«De esas trece personas, todas han aportado algo de libros. Por ejemplo, el domingo pasado nos reunimos como diez personas y todo el día estuvimos empacando libros. Alcanzamos a empacar 135 libros con sus reseñas, todo el día, y compartimos un almuerzo. Para nosotros no solamente es trabajo, sino también cómo compartir y fortalecer el grupo», relata orgullosa León Gómez.
Con todos ellos se realiza un trabajo importante con los ejemplares donados, «[…] nosotros lo limpiamos, lo arreglamos, lo miramos si está en óptima condición, y ahí si lo empacamos. O sea, ¡nosotros consentimos el libro!, lo escogemos especialmente para las personas que vengan al evento […], explica cariñosamente Bárbara, la sembradora incansable.
Foto intermedia, Club de Lectura Girardot.