Punto de apoyo

¿VIO seguridad?

No es igual comparar el comportamiento irresponsable que puede tener una entidad financiera o un vendedor ambulante, con aquel que por su naturaleza social y jurídica le compete proteger la salud de sus clientes, ¡eh, disculpas!, de sus afiliados.

¿VIO seguridad?

En los últimos días han circulados videos de la Alcaldía municipal demostrando cómo han adelantado operativos en diferentes barrios de la casi ciudad,  prácticamente obligando a respetar la vida y el toque de queda impuesto durante el último puente festivo.

Reconozco el trabajo y el esfuerzo que funcionarios de la Administración realizaron hasta avanzadas horas de la noche intentando «domesticar» a quienes inmunes a las advertencias y a la permanente pedagogía, se presentan invencibles ante la sociedad amenazándola, aunque por su ignorancia de buena fe no se enteren.

No voy a discutir si esas largas jornadas han arrojado resultados positivos o no. Pero tengo la claridad de que todo lo que se haga suma y de alguna manera contribuye al propósito final, mitigar el contagio del COVID-19. No quiere decir esto que no se presenten irregularidades para denunciar; hay una en especial, que aunque evidente y reiterativa ocurre a diario ante la mirada impasible de los girardoteños.

La situación que se presenta en el barrio Granada es indignante, dolorosa, lamentable y peligrosa desde el punto de vista epidemiológico. Es cierto que también ocurre en otros sectores de la casi ciudad pero con menos cantidad de personas en fila y en condiciones absolutamente diferentes. No es igual comparar el comportamiento irresponsable que tenga una entidad financiera o un vendedor ambulante, con aquel que por su naturaleza social y jurídica le compete proteger la salud de sus «clientes», o mejor, de sus afiliados.

No es admisible que las entidades de salud (EPS, IPS, y otras) no hayan tenido el tiempo suficiente para diseñar e implementar medidas adecuadas para la atención a sus usuarios.

Claro, en varios de los casos ahora es cuando se cobra por ventanilla, y de qué manera, la apertura de algunas de estas sucursales de garaje, en donde la sala de espera termina siendo el largo, sucio y contaminado andén, bajo el sol inclemente o una pertinaz lluvia, porque en el interior de sus instalaciones no pueden aplicar ningún tipo de aislamiento por falta de espacio, y como si fuera poco, con una sola puerta que sirve de entrada y de salida. No se les ha ocurrido, o no les interesa, en el peor de los casos colocar una carpa externa gigante para que las personas puedan resguardarse de la intemperie.

Igual sucede con algunas droguerías que dispensan los medicamentos a los usuarios de las distintas EPS. Decenas de personas sentadas hombro con hombro en un andén, o agrupadas debajo del único árbol que les ofrece sombra mientras les corresponde el turno de la atención.

No encuentro nombre ni adjetivo para este maltrato. Es inaudito que además de la enfermedad que cada quien padece (y no estoy hablando de COVID-19), se vea en la humillante y peligrosa  situación de tener que exponerse al contagio (ahora sí hablo de COVID-19), o soportar las dolencias propias de su situación médica aguardando a que le despachen su fórmula, porque esas son las condiciones en las que los atienden sin que nadie reclame y sin que a ninguna autoridad intervenga.

En esos mismos sitios hay personas vendiendo minutos, urgidos por la necesidad, y favorecidos por la ignorancia o la incredulidad de quienes los utilizan, desconociendo tal vez que pueden contagiarse a través de un teléfono que utiliza más de una persona…en este caso, decenas de potenciales infectados.

Es una situación compleja que tiene que ser atendida con prontitud por las diferentes autoridades municipales. La Alcaldía debe liderar campañas pedagógicas agresivas en estos lugares creando más conciencia sobre el riesgo que se corre, y colocando en cintura a las entidades irresponsables.

Por otro lado está el trabajo que debe hacer el personero de la casi ciudad, Hollmann Herman Espitia Sanabria.  Él debe estar enterado de la situación, y si no, ya lo está haciendo. Es posible que nadie coloque en su oficina una queja reclamando por un trato decente y humano. Pero sí sabe, como profesional elegido por el Concejo municipal, que dentro de sus funciones está defender los derechos humanos y los intereses de la sociedad.

Aunados todos los esfuerzos, con la Policía Nacional.  Tal vez se sientan agotados, que a algunos les afecte ya la «fatiga de cuarentena», o que a otros  la autoridad les impida mirar más abajo de su hombro, pero que hagan un segundo o tercer esfuerzo para acompañar las políticas que implemente la autoridad local. 

Que quede claro. No estoy divagando, ni elucubrando, ni dando bastonazos de ciego. No pretendo caer en la posición absurda de criticar a las personas que necesitan salir a realizar sus actividades personales.

Estoy señalando puntualmente y sin ambages que es inaplazable que las instituciones de salud en el barrio Granada sean requeridas, y aquellas que están incumpliendo las normas de «¿VIO seguridad?», las que no aplican de puertas para afuera, como si por plantar a los usuarios en un andén los eximiera de la responsabilidad de tratarlos decentemente, hagan lo necesario para que los pacientes y sus familiares reciban un trato diferente.

Que ajusten sus protocolos y sus sistemas para la solicitud de citas médicas y la entrega de medicamentos, pero que haya consideración, no lástima, tratando a las personas como lo que son, seres humanos, con el respeto que el valor de lo que pagan ellos o el Estado mensualmente les da el derecho.