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Veinticinco mujeres voluntarias celebran los 33 años de la Liga de Lucha Contra el Cáncer Capítulo Girardot

De dos servicios y un médico con los que inició la Liga, hoy cuenta con tres ginecólogos y una serie de procedimientos altamente calificados; un mastólogo, quien es el único en la región; gracias a él se han podido detectar oportunamente una serie de casos de cáncer de mama, permitiendo a las pacientes acceder a un tratamiento oportuno. Teniendo en cuenta, eso sí, que actualmente se carece de la posibilidad de ofrecer tratamientos como quimioterapia, radioterapia u otros de alta tecnología.

Veinticinco mujeres voluntarias celebran los 33 años de la Liga de Lucha Contra el Cáncer Capítulo Girardot

El altruismo, el espíritu de servicio y el deseo de ayuda al prójimo, han sido durante 33 años los motores que han dado vida y soportado la Liga de Lucha Contra el Cáncer Capítulo Girardot.

La historia comenzó cuando ciudadanos pertenecientes al Club Rotario de la ciudad vieron la necesidad de crear una institución que se dedicara a hacer prevención del cáncer.

El tema fue revisado con el patólogo que en ese entonces prestaba sus servicios en la ciudad, Gonzalo Jiménez, con quien después de los análisis requeridos se observó la necesidad de instituir la Liga Contra el Cáncer.

Al recordar lo que fue ese proceso, la hoy presidenta de la institución, Isabel Forero de Hennessey, destaca nombres como los de Luis Carlos Trujillo, gerente del Banco Central Hipotecario; Carlos Guevara, Guillermo García, Jaime Alberto Forero y Beatriz Quimbayo de Forero, esta última amiga personal de la presidenta de la Liga Nacional de Lucha Contra el Cáncer.

Una vez se concretó la decisión comenzaron las gestiones pertinentes; las damas que en ese momento integraban la junta directiva del Club Rotario acudieron a la Liga Nacional para exponer la necesidad de contar con una institución que se preocupara de la prevención y curación de los afectados por cáncer, abriéndose el camino para que en la ciudad se creara el capítulo Girardot.

De esta forma,  el 8 de septiembre de 1986 fue creada  la Liga de Lucha Contra el Cáncer Capítulo Girardot. Su progenitor, el Club de Leones, llegó hasta allí, y entregó el proyecto para que un grupo de voluntarias fuera el que continuara con tan inmensa responsabilidad.

Dentro de ese grupo de fundadoras la presidenta recuerda a varias damas con quienes se avanzó en el propósito: Fabiola Trujillo, Olga de Perdomo, Elsa de Torres, Susana de Pieschacón, Margarita de Freitag, Matilde de Gaviria y Gilma de Zuluaga. Y tantas más que no se alcanzan a recordar en el momento.

«Nosotros iniciamos nuestras labores en el antiguo hospital», señala, al recordar que ocuparon un área que les fue cedida por las directivas del centro asistencial de aquella época.

Los servicios que se prestaban eran toma de citología vaginal y consulta, «que la hacía en ese entonces el doctor Jiménez»

«Poco a poco, con las actividades del grupo de voluntarias, fuimos recogiendo dinero.  Se hizo gestión ante algunos concejales, en ese momento recuerdo y les tengo gratitud; lamentablemente murieron, pero son de grata recordación para nosotras Luis Eduardo Calderón, Marco Antonio Herrera; nos ayudó muchísimo [...] Hernando Aguilera, siendo gobernador de Cundinamarca, y nos ayudó mucho Ernesto Manzanera, quien también estaba en la gobernación de Cundinamarca».

Al retomar el tema de lo que fue la creación del voluntariado, precisa que este se conformó tanto por integrantes rotarias como por quienes decidieron atender el llamado para dicho propósito desde diferentes sectores ciudadanos.  Hoy solo permanecen Susana de Pieschacón e Isabel de Hennessey, quien recalca que siempre ha sido difícil la vinculación de voluntarias.

«Cuando empezamos el voluntariado de la Liga el concepto de voluntariado era muy distinto, porque las necesidades de la Liga eran otras, como atender los pacientes que llegaran, teníamos una citotecnóloga, entonces hacerle los protocolos, algo muchísimo más sencillo, citología y el médico que atendía»; no exigían esfuerzos adicionales.

Con el tiempo algunas se retiraron, otras fueron llegando, «pero seguíamos con ese concepto que el voluntariado era para personas que no tenían nada que hacer en sus casas y venían como por pasar el tiempo, como para escaparse de sus labores domésticas», precisa, al tiempo que señala que otro concepto errado era que quienes pertenecieran a la Liga debían tener dinero. 

«Uno escuchaba, ¡no, usted no puede entrar allá porque no tiene plata!  Mentira, mentiras, eso es falso», enfatiza, al asegurar que ese imaginario fue una limitante para que muchas personas interesadas ingresaran al voluntariado.

 « […] es lo que menos nos interesa, aquí en el voluntariado nuestro no se ve ni clase socioeconómica, ni declaración de renta, ni academia, ni títulos nobiliarios, ni posición política, ni nada», lo único y fundamental es que esa persona tenga un verdadero deseo de servir,  que ese deseo sea el que la mueva y motive.

Su relato no se detiene, y es cuando reseña que con el paso de los meses las necesidades en la institución fueron aumentando debido a las exigencias de la misma comunidad.  Se comenzó  a ver que  eran varios los casos en los que las citologías salían sospechosas y que no había un sitio dónde remitir a las pacientes para que se  les hiciera un tratamiento oportuno.

El momento y las circunstancias exigían recibir de la Liga Nacional asesoría, capacitación y la instrucción necesaria para ir creciendo en servicios y por consiguiente en cobertura de pacientes, lo que igualmente generó la necesidad de tener su propia sede.

En este punto no escatima en reiterar su reconocimiento a dos personas que asegura, fueron invaluables para la consecución de la casa que hoy ocupan en sector de la carrera octava con Camellón del Comercio, Hernando Aguilera Blanco y Ernesto Manzanera.

No recuerda el año en que se logró esa meta, unas instalaciones propias.   Cree que fue hacia el 90, y aunque la memoria falla un poco, lo que si tiene presente es que allí funcionaba la Secretaría de Tránsito de Girardot.

«Vendíamos empanadas, cerveza, hacíamos bazares, hacíamos bingos, bueno, lo que fuera», recordó, al destacar el trabajo y compromiso que existía en el grupo de voluntarias, que «hacia todo lo que estuviera a su alcance para conseguir fondos».

Parte de esos dineros fueron invertidos en restaurar y adecuar la infraestructura de la casa que durante las últimas décadas ha servido de sede a la Liga, trabajos que se ejecutaron gracias a los planos que ayudó a elaborar el arquitecto Alfonso Roa, esposo de Bertha Mackenzie, voluntaria de la Liga en la época.

«Fuimos ampliando, y a la vez que ampliábamos nuestra infraestructura locativa íbamos ampliando en servicios, y lo hacíamos en razón a las necesidades que presentaran nuestras pacientes. Entonces empezamos con una consulta de ginecología, porque el fuerte nuestro era la citología […], aquí ya empezamos a comprar muchos aparatos para la detección oportuna, mucho instrumental para los procedimientos que podíamos hacer.

«Así duramos algún tiempo, solamente seguíamos con citologías, con ginecología, se hacían algunas biopsias de ginecología, teníamos entonces nuestro patólogo directamente en el Instituto de Cancerología», recuerda.

VIENEN MAYORES EXIGENCIAS Y REQUISITOS PARA EL SECTOR SALUD QUE DEBÍAN CUMPLIRSE

Después de unos años de estar funcionando, es promulgado a nivel nacional un decreto que les exigía inscribirse en la Secretaría de Salud de Cundinamarca, lo que les obligó viajar a Bogotá con toda su documentación y cumplir así con lo dispuesto.

Habían transcurrido un poco más de siete años desde su creación cuando, el 23 de diciembre, previo a las celebraciones navideñas de 1993, siendo presidente de la República Cesar Gaviria Trujillo,  se promulga la ley «Por la cual se crea el sistema de seguridad social integral […] ».

La norma que comenzaba a regir, exigía que todas las entidades que prestaban servicios de salud debían transformarse en IPS (Instituciones Prestadoras de Salud).  Era la Ley 100 aprobada por el Congreso de la República.  

Desde ese entonces está constituida la IPS «Liga Contra el Cáncer Capítulo Girardot», proceso que advierte, no fue fácil.

« Cada vez yo tengo que darle más crédito al voluntariado, porque sin la ayuda del voluntariado, sin la ayuda de los médicos de ese entonces y sin la ayuda de algún personal externo y algunos benefactores, no hubiéramos podido llegar a tener lo que hoy con gran complacencia y con gran satisfacción tenemos», señala con orgullo la señora Isabel Forero de Hennessey.  

El crecimiento progresivo que presentó la Liga permitió que hoy los servicios no solo tengan cobertura para la población de Girardot, sino para los municipios como Prado, Dolores, Agua de Dios, Tocaima, Espinal, y varias localidades de la provincia del Alto Tequendama.

De dos servicios y un médico con los que inició la Liga, hoy cuenta con tres ginecólogos y una serie de procedimientos altamente calificados; un mastólogo, quien es el único en la región; gracias a él se han podido detectar oportunamente una serie de casos de cáncer de mama, permitiendo a las pacientes acceder a un tratamiento oportuno. Teniendo en cuenta, eso sí, que actualmente se carece de la posibilidad de ofrecer tratamientos como quimioterapia, radioterapia u otros de alta tecnología.

Se suman,  consultas especializadas en medicina general, dermatología, medicina interna, nefrología y urología; lo mismo que servicios en  ecografías, glucometría, toma de tensión, laboratorio clínico y tipificación VPH.

LOS NUEVOS PROYECTOS NO SE DETIENEN

«Haciendo un estudio se ha detectado la necesidad por varios aspectos de crear una droguería».  Es el proyecto que con entusiasmo anuncia la presidenta de la Liga al dar a conocer que ya se está  adelantando  todo lo correspondiente con la  autorización tanto por parte de la Secretaría de Salud del municipio, como por la de Cundinamarca.   

El sitio que da a la carrera 8° ya se viene adecuando, para facilitarles a los pacientes la adquisición de los medicamentos formulados por su situación médica, y algunos genéricos.  Precisa la presidenta que espera que este proyecto esté al servicio de la ciudadanía antes de finalizar octubre. Será el regalo de la Liga a la ciudadanía en sus 33 años.

«Abaratar un poco los costos para los usuarios. Que sea un servicio para ellos.  Que no solo tengan el servicio y dictamen médico, sino que puedan realizarse su tratamiento», afirmó.

Actualmente son 25 mujeres voluntarias, varias de ellas apoyadas y respaldadas por sus esposos. Todas ellas mantienen con entrega, entusiasmo y compromiso, viva la Liga de Lucha Contra el Cáncer Capitulo Girardot.

Girardot tiene que fijar sus ojos en la Liga, no solamente porque todos seamos susceptibles de necesitarla, sino porque nuestro prójimo nos necesita.