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Hallazgo de vectores para leishmania visceral en Girardot alerta a la Secretaría de Salud. Entrevista con el médico veterinario Gonzalo Martín Abaunza
La enfermedad en nuestro medio, y me refiero específicamente a Flandes y Girardot, ya es vieja conocida. Comenzó a surgir hace alrededor de diez años, no sé si más. Lo simpático es que la explosión de casos de leishmania en caninos, en perros, no es consecuente con la producción de casos en humanos.
La Secretaría de Salud de Girardot ha informado que en algunos sectores del municipio se ha podido detectar la existencia de vectores para leishmaniasis visceral, una enfermedad parasitaria, que en nuestro caso ataca principalmente a los perros.
El hallazgo de los vectores se dio en el desarrollo de acciones de seguimiento y control lideradas por médicos veterinarios del Departamento, quienes luego de revisar algunas trampas dispuestas con anterioridad « identificaron algunos vectores para leishmania visceral, la mayoría alrededor de Puerto Montero», además de otros lugares según lo manifestó a Plus Publicación Angélica Araujo Lemus, secretaria de Salud de Girardot.
Advierte la funcionaria que una vez confirmado que el vector se encuentra en el lugar, que fue el trabajo de campo, sigue « revisar a los animales, especialmente a los perros que empiezan a presentar algunos signos con los que podemos identificar» la existencia de la enfermedad.
Por la importancia que representa este tema de salud pública, prácticamente desconocido en Girardot, Plus Publicación entrevistó al médico veterinario de la Universidad Nacional de Colombia, Gonzalo Martín Abaunza para que ayude a conocer conceptos médicos, cómo reconocerla en nuestras mascotas, y qué control ejercer.
Plus Publicación ¿Qué es la leishmaniasis?
Gonzalo Martín Abaunza La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria producida por un hemoparásito (coloniza la circulación sanguínea), y que genera varias alteraciones importantes. La primera a nivel de piel, y las siguientes a nivel visceral. Es una zoonosis, o sea que es una de esas enfermedades que compartimos con los animales.
Es una enfermedad crónica que provoca un proceso degenerativo, primero a nivel de piel, después a nivel renal, puede afectar igualmente el hígado y termina por complicar severamente la economía metabólica del paciente, y muchos de ellos terminan muertos.
P.P. ¿Qué animales pueden ser contagiados de leishmaniasis?
G.M.A. Los perros en particular sufren la enfermedad. Los cánidos en general, salvajes y domésticos, son reservorios de la enfermedad. Eso significa que el parásito se refugia en ellos para sobrevivir a lo largo del tiempo.
P.P. No se ha escuchado en años anteriores hablar clara y oficialmente sobre leishmaniasis en Girardot ni sus alrededores. ¿Es nueva la enfermedad en nuestro medio?
G.M.A. La enfermedad en nuestro medio, y me refiero específicamente a Flandes y Girardot, ya es vieja conocida. Comenzó a surgir hace alrededor de diez años, no sé si más. Lo simpático es que la explosión de casos de leishmania en caninos, en perros, no es consecuente con la producción de casos en humanos.
O sea, pareciera que hubiese algún tipo de barrera para que la transmisión de esa leishmania que está en los caninos, se dificulte para entrar en los humanos. No tengo mayores estudios al respecto.
P.P. Pero como médico veterinario y toda la experiencia que tiene en esta zona geográfica, ¿qué explicación podría darse al respecto?
G.M.A. No conozco mucho acerca de la entomología de los vectores, pero yo presumo que el problema radica en que mientras el vector que nos contagia la leishmania es un díptero pequeñito, una lutzomyia que es de hábitat selvático, pareciera ser que a los caninos los contagian otro tipo de dípteros, además de eso, como son los jejenes comunes.
Y parece ser en mi concepto, no es una cosa que esté científicamente probada, que la explosión de leishmania en caninos se debió precisamente a que los jejenes comunes y corrientes le contagiaron la enfermedad a los animales, y que por alguna circunstancia que desconozco parece ser que esos mismos jejenes no nos contagian a nosotros.
Porque de lo contrario no me explico la cantidad de leishmaniasis que ha habido en caninos los últimos diez años, frente a la escasez de diagnóstico de leishmania en humanos en nuestro municipio y municipios aledaños.
P.P. Pero se conoce de casos reportados en Girardot.
G.M.A. Sí hay diagnósticos de leishmania en el Hospital San Rafael y en las clínicas, pero usualmente esos diagnósticos tienen mucho que ver con pacientes militares que vienen de zonas selváticas y que tienen ese hallazgo de leishmania como secundario, porque entran al hospital por otro tipo de patología o accidentes.
Sin embargo la gente que transita por Girardot, Flandes y Ricaurte no se contagia de leishmania. No se ha contagiado en estos diez años, y yo pensaría que debe suceder por algo parecido a lo que estoy diciendo.
P.P. ¿Cómo puedo identificar a un perro con leishmaniasis?
G.M.A. Hay varias cositas. Normalmente la leishmaniasis arranca con un proceso cutáneo, y los cambios que uno ve en el animal son de ese estilo. Es una enfermedad que como buen hemoparásito produce algún grado de anemia, depresión, decaimiento, falta de apetito, la piel se torna extraña, se le ven algunas laceraciones alrededor de los ojos y labios, en los codos; en las regiones de las piernas en donde la piel entra mucho en contacto con el piso. Y esas laceraciones tienen la particularidad de que no cicatrizan.
Son úlceras sangrantes que no cicatrizan, siempre se ve feo. Produce conjuntivitis, los ojos se ponen blancuzcos, la córnea hace una queratitis nubosa, y se pone blancuzca. La gente dice que tiene catarata. No, no son cataratas, es queratitis porque son afectaciones de la córnea, de la parte superficial del ojo.
P.P. De detectarse que un perro está contagiado, ¿es necesario sacrificarlo?
G.M.A. Esa es una pregunta muy válida pero con una respuesta muy incierta. Cuando sucedió esta explosión de leishmaniasis, que sucedió también en el Brasil hace más o menos quince años, la política del Ministerio de Salud brasileño fue la de utilizar el fusil sanitario para exterminar cualquier perro que estuviese contagiado de leishmaniasis.
Aquí nadie ha hablado absolutamente nada de leishmania a nivel de política de salud pública, pero a mí me parece que con lo vivido en estos años es un exabrupto pensar en el fusil sanitario si efectivamente el contagio no se ve, es muy mínimo, digamos de canes a humanos.
Una cosa que sí es cierta es que la leishmaniasis en perros es absolutamente incurable, es un reservorio de la enfermedad. Es decir, la enfermedad ahí se quedará toda la vida, pero sí se pueden usar medicamentos para paliar la enfermedad, disminuir la sintomatología, mejorar la condición clínica del animal.
Y lo simpático, cuando están así esa leishmania da un viaje a los ganglios linfáticos, se esconde lejos del sistema inmune, trata de evitarlo, y por esa misma razón no circula por la sangre y ese animal no es transmisor hacia vectores.
Entonces yo pensaría que el tratamiento paliativo se puede usar. Se usa en España, que es un país en donde existe mucha leishmaniasis canina, allá nunca se ha hablado del fusil sanitario.
Yo pienso que son maneras de enfrentar las crisis, pero el poco dinamismo nuestro nos ha permitido darnos cuenta de que el contagio humano a través de perros es bastante poco probable. Pensaría que esa tendencia de matar animales no está muy justificada realmente.
P.P. Si se tiene en cuenta que en Girardot no existe un albergue municipal para fauna, esto sí dificultaría el control de la enfermedad en caso de un contagio masivo en perros callejeros, ¿cierto?
G.M.A. En estos diez años se ha avanzado mucho en procesos diagnósticos. Cuando yo comencé a ver casos de leishmaniasis en Girardot tocaba enviar las muestras (yo sacaba muestras de las lesiones y sacaba muestras de ganglios linfáticos) al Instituto Nacional de Salud (INS), el Instituto hacía los análisis pertinentes y me mandaba el resultado de los exámenes.
Ahora hay pruebas serológicas, de esas de casetico como las pruebas de embarazo, en donde usted puede encontrar de manera fácil en un paciente, en el término de diez minutos con una muestra escasísima de sangre, si el perro tiene anticuerpos contra leishmania. Obvio que si tiene anticuerpos el perro tiene leishmaniasis.
Digamos que esas pruebas son rápidas, no son tan costosas, pudieran ser manejadas desde el punto de vista estatal, digamos de tener un control epidemiológico de la enfermedad, y se podrían tomar las medidas que requieran.
En ese orden de ideas y hablando de perros que están deambulando por la calle sin dueño, la eutanasia compasiva sería una de las decisiones a tomar, porque nadie se va a hacer cargo de ellos, el Estado menos, y entonces uno no debería dejar ese tipo de animales deambulando. Sobre todo generando un deterioro en su salud cada vez peor, que los afea, los deteriora terriblemente y les produce sufrimiento.
Foto principal cortesía MV. Gonzalo Martín Abaunza.