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Con hechos y testimonios de la violencia paramilitar en Cundinamarca inicia la XIII Semana por la Memoria
El documento se da a conocer en el marco de la XIII Semana por la Memoria, «un espacio dedicado a las víctimas del conflicto armado», que se extenderá hasta el próximo domingo (29.11.2020) con varios conversatorios, presentaciones documentales y el lanzamiento del Micrositio del Observatorio de Memoria de Colombia, entre otros.

«Siempre he conocido la Guerra, toda la vida, en ese tiempo la misma policía mataba los civiles, después fueron otros grupos, los paramilitares y la guerrilla, de una clase u otra, pero nunca nos han dejado en paz, decían: si usted no me colabora con esto, esto otro, lo matamos […] no nos dejaban en paz, y eso ha sido sucesivo, todo eso fue dañando el corazón de las personas y muchas veces al verse avasallado hasta se hace matar, o mata a otro […] ”. (Taller de cartografía con adultos mayores, 6 de julio del 2017 municipio de Villagómez».
Relatos como el anterior recogen varios de los testimonios consignados en el documento, «Autodefensas de Cundinamarca. Olvido Estatal y Violencia Paramilitar en las Provincias de Rionegro y Bajo Magdalena». O este otro:
«Recuerdo que en la época de Laureano Gómez y Ospina Pérez el pueblo estaba agarrado, se mataba (sic) unos con otros por la política. Recuerdo lo que le pasó al señor Prosapio Barragán. Él estaba cortando caña con diez de sus obreros en Cerro Azul y gritó: viva el partido liberal! (sic) y los diez obreros que eran godos, conservadores, se le mandaron y lo mataron ahí mismo a machete». (Relato de abuela, cartografía social con adultos mayores. Municipio de Villagómez, 6 de julio de 2017».
Se trata de la más reciente publicación hecha por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) presentada el pasado lunes (23.11.2020) a través de la Dirección de Acuerdos de la Verdad.
El documento se da a conocer en el marco de la XIII Semana por la Memoria, «un espacio dedicado a las víctimas del conflicto armado», que se extenderá hasta el próximo domingo (29.11.2020) con varios conversatorios, presentaciones documentales y el lanzamiento del Micrositio del Observatorio de Memoria de Colombia, entre otros.
A los dos relatos iniciales, el primero deja ver lo que ha sido una Colombia en permanente guerra, y el segundo, lo que muchos tuvieron que vivir en la época conocida como «la primera violencia». Se suman muchos otros que desnudan el sufrimiento y dolor dejado, en el caso concreto de Cundinamarca, por el actuar y las masacres perpetradas por la guerrilla, los paramilitares y el mismo ejército.
«Después del bombardeo al municipio de Carmen de Yacopí en 1952, en la página Vidas Silenciadas, se registran masacres desde 1975, tanto en manos del ejército, como de la guerrilla y grupos paramilitares […]», se lee en uno de los apartes del informe, el séptimo de la serie sobre las actuaciones de los grupos paramilitares en las regiones elaborado por el CNMH.
Según el Centro, «El informe describe en primer lugar las agrupaciones paramilitares en el noroccidente de Cundinamarca, subordinadas al grupo de Henry y Gonzalo Pérez, y otras estructuras al servicio del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha desde 1981 hasta 1991. En segundo lugar, los grupos asociados a las Autodefensas Campesinas de Yacopí entre 1991 y 1998, lideradas por Luis Eduardo Cifuentes alias “el Águila'' y Luis Alberto Sotelo alias “Beto”. Y por último, las Autodefensas de Cundinamarca entre 1998 y su desmovilización en 2004».
Más de 110 libros e informes, 128 documentos y más de 200 artículos de prensa citados y consultados; 91 personas desmovilizadas firmantes de los Acuerdos de la Verdad y 132 víctimas y testigos entrevistados, así como la validación a víctimas y testigos civiles en los municipios de Yacopí, La Palma, Puerto Salgar, El Peñón, Caparrapí y Topaipí, permitieron llevar a cabo la investigación.
La indagación generó información como la que registra que «En el año 2003 el Frente 22 asesinó a 12 paramilitares en Caparrapí y a partir de allí se intensificaron aún más las hostilidades por cerca de dos años dejando varias muertes y desplazamientos de campesinos».
Esa misma averiguación llevó a determinar que « Según versiones de gente de allí, los hombres de ‘El Águila’ le colaboran al Ejército con información de inteligencia para hacer detenciones y allanamientos ‘ilegales pero certeros’, como dijo una fuente (Verdad abierta, 03-02.2009)».
YACOPÍ FUERTEMENTE CONTROLADO Y MARCADO POR EL CONFLICTO ARMADO TIENE EL DESPLAZAMIENTO COMO UNO DE LOS MAYORES HECHOS VICTIMIZANTES
Las pesquisas permiten mostrar el desplazamiento como uno de los mayores hechos victimizantes en Yacopí, convirtiéndolo en un municipio «expulsor». Se referencian 7010 personas expulsadas «entre antes de 1985 a 2016», época no muy lejana. El segundo agente victimizante en esa región del departamento fueron los homicidios.
En Yacopí, señalado como uno de los municipios fuertemente controlado y marcado por el conflicto armado y el paramilitarismo, la presencia guerrillera se dio desde 1964, «apoyando formas de “autodefensa campesina” o “autodefensa agraria” en regiones de reciente colonización […]», según se lee en el escrito.
Estas “autodefensas”, precisa la investigación, «fueron diferentes a la (sic) de los años cincuenta, en la medida en que sus miembros no eran guerrilleros ni tenían la tarea de defender un territorio. Se trataba de campesinos organizados en ligas o sindicatos agrarios que tenían el respaldo de las FARC para emprender acciones políticas frente al Estado o contra los grandes propietarios, o para acceder a la tierra como para facilitar las tareas de colonización y explotación de los recursos».
Además del municipio de Yacopí, el documento compendia lo vivido en zonas de Villagómez, y las provincias de Sabana Centro, Sabana Occidente, Soacha, Sumapaz, Tequendama y Ubaté.
Imagen: página Centro de Memoria Histórica.