Ciudad

La casa con los colores de Dios

«Girardot, ciudad de mil colores», es el nombre que escogieron para identificar su proyecto muralista. Consiste en realizar una intervención «gigantesca» de murales, que no implica el mero acto de pintar, subraya oportunamente.

La casa con los colores de Dios

Llegaron a Girardot con una promesa del Señor.

Un joven matrimonio que viviendo en Bogotá escuchó el llamado de Dios indicándoles que debían salir de Egipto. Fue fácil para esta pareja entender que Egipto era el sitio en donde estaban viviendo, y que era el tiempo de salir en busca de la tierra prometida.

Ella, directora de Cine y Televisión, y él con estudios de Periodismo, fieles a su fe atendieron el llamado trasladándose a Ricaurte, Cundinamarca, en donde después de varios meses no lograron construir su gran proyecto, que seguramente estaba predestinado a sembrarse en Girardot.

LOS TIEMPOS DEL SEÑOR

Con la experiencia de Paula Vargas en medios de comunicación y agencias de publicidad, durante casi siete años en el departamento de Producción Comercial en Caracol Televisión, y la de Fabio González vinculado a diferentes medios, y en las últimas dos décadas también con Caracol, vieron la oportunidad en época de pandemia de aportar algo de sus conocimientos a la construcción de ciudad.

Esto ocurrió mientras apoyaban a realizadores de la región, que aunque mostraban un trabajo interesante necesitaban un poco de técnica en lo que desarrollaban, cuenta la pareja.  

Con algo de filantropía surgió la idea, « poner al servicio de la comunidad, de los realizadores, de los periodistas, de los mismos comerciantes, lo que nosotros sabemos. Entonces decidimos colocar esta casa creativa para que sea un techo en donde todos nos podamos reunir, y donde nos podamos nutrir de los conocimientos de unos y otros», dice Fabio subrayando la frase como la premisa de la Casa.

Eso sí, advierten que la intención no es hacerle competencia a los realizadores de Girardot, sino por el contrario servirles de apoyo para «empezar a mejorar la calidad de lo que le están ofreciendo a sus clientes».

De todas maneras, continúa, « queremos dejar mensaje en todo lo que nosotros hacemos.[...] a lo largo de nuestra carrera nos hemos movido en palabras que nos ha dado Dios».

Y hablando de la casa, algo interesante por su connotación, es cómo intervinieron su fachada. Ubicada en una esquina del barrio La Estación, guardando la memoria de una parte de la historia de Girardot y a dos cuadras del ferrocarril, le recuerda con letras muy grandes a todo el que pasa por su lado, como hablando en voz alta, que «El nos ama». Letras cuadradas llenas de arcoíris desde el techo hasta casi tocando el suelo.

Este mensaje tatuado en las paredes tiene el propósito de recordarles a las personas que el Señor nos ama, «porque por su amor estamos aquí».

Pero también quiere transmitir un mensaje terrenal, y es que cuando en una ciudad turística, como Girardot, se tiene un negocio, « hay que lograr impactar a la gente que viene, dejar un recuerdo». Más aún, con el fin de generar un impacto en la región hacerles entender que «su negocio es su cara».

Idea artística que intentaron plantar en Ricaurte y Girardot, pero ninguna de las dos Alcaldías mostró interés.

Por ese silencio secular que guardan algunos gobernantes cuando se les habla de cultura o turismo, tomaron la decisión de que cada vez que tengan la posibilidad de « dejar nuestro sello y poder impactar visualmente en la ciudad, lo vamos a hacer».

Entonces, todo esto hace que la construcción «esté hecha, pensada y desarrollada detalle a detalle porque es nuestra cara». Debe ser coherente, subraya Fabio, con el concepto de diseño, color y detalle inherente a la propuesta que traen.

Pero la casa también existe por una razón principal, afirma Paula. «Coincide con una palabra, y es que nosotros vamos a ser pioneros y conquistadores en el lugar donde nosotros estuviéramos». Y aunque no se explican de qué manera llegaron los recursos para tomarla en «plena pandemia», lograron hacerlo entendiéndolo como una bendición, y que todo lo que suceda «es para la gloria de Dios».

Llegar a Ricaurte llevaba la misión de encontrar un sitio amplio para colocar el estudio, que se dejara intervenir, y no fue posible. Pero «el Señor puso todo en su momento» encontrando este sitio listo para ocuparlo.

Mas12medios: ESTUDIO Y CASA CREATIVA

Tomar la casa y transformarla adecuadamente para el proyecto que lleva por nombre Mas12medios, se dio luego de un estudio de mercado. De ahí nacen tres líneas de negocio.

La primera, alquilar los espacios. Bien para que la persona desarrolle su trabajo de manera individual, o en una reunión con amigos, clientes o socios.

Hay un estudio para grabación de video. Diseñado para imagen de fotografía y video, con vestuario y maquillaje, además de un área para clientes.

La segunda línea es muy interesante. Una serie de talleres cortos, máximo de tres días, sobre fotografía de producto, fotografía de modelos, fotografía digital, publicidad, diseño, para nombrar algunos.

Y la tercera propuesta es un canal de comunicación no noticioso. Temas culturales, programas de naturaleza, ciencia, matemáticas, cocina y «debates bien chéveres».

PAULA TRAS LA IDENTIDAD DE GIRARDOT

Luego de ocho años de haber partido de Girardot y graduarse en el Colegio Cooperativo, en el barrio Kennedy, Paula regresa a su lugar de nacimiento porque no se siente tranquila viviendo en la capital, y siguiendo la palabra de Dios como promesa.

Ver la ciudad con los ojos de quien se va a quedar no es lo mismo que cuando se llega de paseo, lo percibe. Quedarse implica conocer la idiosincrasia «de la gente de nuevo, chocar con esos saberes, conocimientos, formas de ser […], es entonces cuando uno dice, hay que hacer algo».

Ese algo puede ser su propuesta de muralismo que quisieron ofrecerle a Girardot en busca de afianzar una identidad de ciudad. Para ella Girardot tiene una identidad particular, además de que en parte no tiene identidad propia, de ahí que «hay mucha gente que cree que Girardot es Tolima».

Y sí, continúa, Girardot tiene su identidad, pero es « la identidad que tenemos ahora, que es una ciudad pequeña, casi pueblo para mucha gente, y los girardoteños nos hemos quedado con eso en la cabeza».

«Girardot, ciudad de mil colores», es el nombre que escogieron para identificar su proyecto muralista. Consiste en realizar una intervención «gigantesca» de murales, que no implica el mero acto de pintar, subraya oportunamente.

Lo que tiene que pasar con un proyecto como este, de impacto, « es involucrar a la comunidad, que se apropie del territorio, que haga y pase algo con lo que la comunidad también se beneficie, no es simplemente llegar y pintar». Y para explicarlo mejor recuerda una situación particular que les ocurrió el año pasado en Girardot cuando presentaban su proyecto y le decían a su interlocutor sobre un tema puntual: « […] se van a gastar 20, 30, 40 millones, ¿y qué va a pasar con ese muro? En diez años que el alcalde ya no esté, o haya otro gobierno, ese muro se quedó ahí, ¡y ya!». Lo que tiene que pasar con estos proyectos de impacto, dice, es que la comunidad se apropie del territorio y suceda algo con lo que la comunidad también se beneficie, «no es simplemente llegar y pintar», sentencia profesionalmente.

La comuna trece en Medellín es un ejemplo, dice ella: « […] fue intervenida. Y ellos, los del territorio, se apropiaron de su territorio, entonces el de la casa de toda la vida puso la venta de helados, y el otro puso la venta de no sé qué, pero crearon una dinámica muy bacana alrededor de los grafitis».

Este tema lleva a revisar obligatoriamente, con ojos de expertos, el entorno de la ruta mural hecha sobre la vía al Embarcadero Turístico de Girardot.  Paula reconoce que el trabajo lo realizó «gente tesa de Bogotá». Pero que aprovechando todo ese talento habría sido valioso que estos instruyeran a los grafiteros de Girardot fortaleciéndolos en su saber y conocimiento, para que al final el trabajo fuera obra realizada por los mismos girardoteños. ¿Por qué no compartir ese saber?, se pregunta.

Ya hablando de la intervención del sector señala que no se evidencia un conjunto de hechos que se integren. Una acertada decisión hubiera sido cambiar las polisombras que utilizan los vecinos para protegerse del sol, «por unas carpas que tengan un intervención bonita y unos bombillos lindos. Algo que complemente los murales», imagina mientras la magia creadora asoma por sus ojos.

ARTE, TURISMO Y NATURALEZA

Congruente con la idea de que Girardot es una ciudad turística reafirman la intención de que sea la capital del turismo. Todas las experiencias acumuladas con los recorridos que han realizado alrededor del país debido a sus trabajos, les permite pensar claramente que en esta tierra caliente se pueden promover diferentes clases de turismo, como el de naturaleza o el cultural.

Entonces Fabio pone el dedo en la llaga. « El turismo no solamente son bares y discotecas, la región tiene opciones turísticas muy diferentes. El hecho de que esto sea un bosque seco tropical es bien diferente. Tiene una opción de naturaleza bien grande, aquí se puede hacer un inventario de avifauna, el negocio de los pajareros es muy buen negocio […]».

Su esposa complementa afirmando que la vocación turística debe ir mucho más allá de « abrir un negocio, poner unas sillas […], una puerta, una pantalla gigante, unos parlantes a todo volumen y ya. Algunos pintan otros no. Pero, ¿qué clase de turismo estamos ofreciendo?».

Saben que no está mal que se promueva un turismo para todo el mundo. Pero lo que sí está mal, apunta, « Es que nos conformemos con lo que hay. Porque venimos con lo mismo, no sé, hace treinta, cuarenta, cincuenta años, y lo mismo, lo mismo, y no va a pasar nada. ¡Tenemos que evolucionar!».

Ejemplos que demuestran que se puede hacer algo mejor y diferente, sobre la manera como se debe enfocar el turismo, muchos. Recuerda en especial una de sus estadías en las fiestas de Neiva: « Me impresionó mucho trabajar en unas fiestas de San Pedro para un documental de la Alcaldía de Neiva. Estuve allá ocho días y el nivel de cultura es muy alto. Hay festival de bandas, hay festival de rajaleñas, hay festival de grupos desde niños […], uno sale en un desfile y desde el niño más pequeño que puede caminar y tocar un instrumento, que son tres años, hasta el viejo más viejo que pueda serlo salen en ese desfile con sus trajes típicos, orgullosos, y mal que bien hay una cultura que se está llevando».

Por eso aclara, que si bien a Girardot le falta, está bien. Pero hay que empezar a buscar una identidad propia, que la distinga del resto.  Así como lo ha logrado Villa de Leyva o Santa Marta, por nombrar otros dos de decenas que existen en el país.

« […] Santa Marta era el mar, pero Santa Marta se dio cuenta de la capacidad gastronómica, del impacto visual de los lugares, de la música, y logro generar espacios como el Parque de los Novios, que hoy en día es uno de los lugares más visitados de toda Santa Marta», lo dice demostrando que se puede.  

Y todo esto es posible sin necesidad de la «voluntad política». El secreto está en golpear las puertas de quienes tienen vocación turística presentándoles un proyecto, que además de ser interesante turísticamente hablando, prometa rentabilidad económica. Así lo analiza Fabio.

Y otra vez su esposa a refrendar lo que él dice, advirtiendo que todo lo que se ha hecho en Colombia con referencia a turismo, naturaleza, medioambiente, ha sido posible con particulares, ONG gigantescas, «porque ninguno de los gobiernos se preocupa por eso».

Al final, Paula y Fabio piensan que los girardoteños pueden estar cansados porque «están remando y remando hace mucho tiempo para buscar algo diferente para la región […]», y lo entienden. Pero para que no queden dudas afirman: « […] pero llegamos nosotros, y nosotros tenemos buenas energías […] y así sea de a poquitos, empezar a impactar de una forma pequeña». Al fin y al cabo lo que intentan hacer es que todo lo aprendido viajando por Colombia puedan sembrarlo en esta ciudad.

Podemos cerrar con una frase de esta pareja que resume la importancia de innovar con arte, color, cultura y concepto de negocio: « Si empiezan a haber cambios pequeños, el turista los empieza a notar, y eso es un bien para todo el mundo».