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Perfil del político y del servidor público

Perfil del político y del servidor público

«La Ética es el estudio de los principios morales, mientras que moral es un sistema de principios que dictaminan lo que debe ser el buen o mal comportamiento social. Dicho de otro modo, la moral es una especie de guía de normas de comportamientos a seguir, mientras que la ética es el estudio de esas normas».

En días no muy lejanos, un concejal de la ciudad manifestó en una sesión plenaria del Concejo a voz en cuello que en Girardot «cambiamos cada cuatro años de ladrones», que todo el que aspiraba a un cargo de elección popular era un «hiju…», se abstuvo de culminar la palabra, es obvio que se entiende cual iba a ser la expresión final. A raíz de lo anterior, se puede inferir que lo traicionó el subconsciente, o en realidad, cuando él se postuló para ser concejal, ya tenía premeditada cual sería su actuación durante su periodo de concejal de ser electo.

Lo anterior, es lo más alejado de cómo debe ser el comportamiento ético y moral de un político, que, al ser electo, se convertirá en un servidor público de elección popular, durante un periodo de tiempo.

Hemos de suponer que, no todos los aspirantes a cargos de elección popular piensan lo mismo que el concejal, si fuere así, el adagio popular brillaría con todo su esplendor, «apague y vámonos». Estaríamos condenados a la debacle.

El político debe tener «unas características y rasgos que son intrínsecos a un individuo y que sirven para diferenciarse de otros. En ese caso, se hace omisión a las cualidades y características físicas, enfocándose en las características que no son visibles».

«El político, por ser líder y dirigente debe tener además unas cualidades humanistas elevadas, un pasado intachable o por lo menos no ser controversial» en su pasado y en su estancia al servicio de la sociedad.  

El político, debe tener como propósito u objeto el interés colectivo. «En este sentido, una ética política trata específicamente de los valores que satisfacen el interés general».

Pensarán que esto es teoría, pero, básicamente «un político​​​ es un ciudadano que se debe dedicar a los intereses públicos en general y que en las sociedades democráticas participa con su opinión, con su filosofía política, con su voto, con su participación y con sus capacidades en las decisiones que se han de tomar», para beneficio de toda una sociedad.

«La ética reflexiona acerca de las conductas morales del ser humano y sus efectos en la sociedad. También nos permite diferenciar lo correcto de lo incorrecto, y se relaciona con valores como la responsabilidad, la honestidad, el respeto o el compromiso a fin de ser buenos ciudadanos». Y por consiguiente unos buenos políticos.

«El funcionario público debe actuar con rectitud y honradez, procurando satisfacer el interés general y desechando todo provecho o ventaja personal, obtenido por sí o por interpuesta persona. También está obligado a exteriorizar una conducta honesta».

«El funcionario público debe actuar con pleno conocimiento de las materias sometidas a su consideración, con la misma diligencia que un buen administrador emplearía para con sus propios bienes. El ejercicio de la función pública debe inspirar confianza en la comunidad. Asimismo, debe evitar acciones que pudieran poner en riesgo la finalidad de la función pública, el patrimonio del Estado o la imagen que debe tener la sociedad respecto de sus servidores». ¿Consideran los lectores que la aptitud asumida por el concejal, descrita al comienzo de este escrito genera confianza en su comportamiento, en su actuar? Todo lo contrario, genera recelo, sospecha e incredulidad, y una desconfianza inmensa.

«El funcionario público debe tener permanente disposición para el cumplimiento de sus funciones, otorgando a cada uno lo que le es debido, tanto en sus relaciones con el Estado, (en nuestro caso con el municipio), como con el público, sus superiores y subordinados».

«El funcionario público debe desarrollar sus funciones con respeto y sobriedad, usando las prerrogativas inherentes a su cargo y los medios de que dispone únicamente para el cumplimiento de sus funciones y deberes. Asimismo, debe evitar cualquier ostentación, (en nuestro municipio sucede todo lo contrario) que pudiera poner en duda su honestidad o su disposición para el cumplimiento de los deberes propios del cargo». Ojo con la ostentación, muy en boga en nuestro municipio. Pareciera que fuera un principio rector, cuando ha de ser todo lo contrario, la ostentación da para mucho que pensar.

 «La idoneidad, entendida como aptitud técnica, legal y moral, es condición esencial para el acceso y ejercicio de la función pública».

«El funcionario público debe hacer un esfuerzo honesto para cumplir con sus deberes. Cuanto más elevado sea el cargo que ocupa un funcionario público, mayor es su responsabilidad».

«Quien disponga la designación de un funcionario público debe verificar el cumplimiento de los recaudos destinados a comprobar su idoneidad. Ninguna persona debe aceptar ser designada en un cargo para el que no tenga aptitud».

«El funcionario público debe capacitarse para el mejor desempeño de las funciones a su cargo, según lo determinan las normas que rigen el servicio o lo dispongan las autoridades competentes».

«El funcionario público debe conocer y cumplir la Constitución Nacional, las leyes y los reglamentos que regulan su actividad. Debe observar en todo momento un comportamiento tal que, examinada su conducta, ésta no pueda ser objeto de reproche».

«El funcionario público debe evaluar los antecedentes, motivos y consecuencias de los actos cuya generación o ejecución tuviera a su cargo. El funcionario público está obligado a expresarse con veracidad en sus relaciones funcionales, tanto con los particulares como con sus superiores y subordinados, y a contribuir al esclarecimiento de la verdad».

«El funcionario público debe guardar reserva respecto de hechos o informaciones de los que tenga conocimiento con motivo o en ocasión del ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de los deberes y las responsabilidades que le correspondan en virtud de las normas que regulan el secreto o la reserva administrativa».

«El funcionario público debe ajustar su conducta al derecho que tiene la sociedad de estar informada sobre la actividad de la Administración».

El funcionario público debe observar una conducta digna y decorosa, actuando con sobriedad y moderación. En su trato con el público y con los demás funcionarios, debe conducirse en todo momento con respeto y corrección.

El funcionario público debe observar, frente a las críticas del público y de la prensa, un grado de tolerancia superior al que, razonablemente, pudiera esperarse de un ciudadano común.

Los servidores públicos están obligados a denunciar, además, las conductas punibles de cuya comisión conozcan y sean ininvestigables de oficio.

«Ética, moral y leyes. Estos son los tres instrumentos que las personas nos hemos dotado para poder convivir en sociedad, equilibrando nuestras relaciones con los demás con el logro de nuestros objetivos personales. La ética para crecer como personas, la moral para mejorar nuestras relaciones con los demás y las leyes para garantizar una mínima convivencia basada en la justicia».

No se pretende con estas líneas un tratado de moral o de ética, se pretende que el servidor público, que lea estas líneas, conozca un pequeño bosquejo del cómo debe ser el actuar del servidor público, y que el futuro elector tenga en cuenta otros aspectos del político que busca un cargo de elección popular, esos otros aspectos hacen referencia a diferentes criterios a ser tenidos presentes al momento de tomar una decisión, criterios que muchas veces no son tenidos presentes.

  • Nota 1: He tomado unos temas contenidos en páginas web de la Función Pública (Código de ética), especialmente los concernientes al comportamiento del servidor público, y su forma de actuación en el desempeño de su cargo.
  • Nota 2: todo funcionario público, es un servidor público.
  • Nota 3: Los concejales son servidores públicos.

*Luis Roberto Acosta Díaz ha sido jefe nacional de control interno de la ESAP, decano de la facultad de Ciencias Políticas y Administrativas de la ESAP; contralor municipal de Girardot y gerente de la Empresa de Teléfonos de Girardot, entre otros cargos

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.