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Girardot: un turismo que no le alcanza para el prestigio

Girardot: un turismo que no le alcanza para el prestigio

Son cientos de miles de millones de pesos los despilfarrados en Girardot para fortalecer el turismo en todas sus escalas; incluso desde el 2012 hay una política pública fantasma a su favor.

Un amigo me envío recientemente la lista de los mejores pueblos turísticos en el 2023 según la Organización Mundial del Turismo (OMT) de las Naciones Unidas, destacando comunidades rurales de todo el mundo.

Cincuenta y cuatro destinos, entre los que se encuentran dos municipios de Colombia: Filandia (Quindío), y Zapatoca (Santander). Junto a comunidades rurales como Al Sela (Jordania), Caleta Tortel (Chile), Chavín de Huantar (Perú), Vila de Madalena (Portugal), Huangling (China), La Carolina (Argentina), Lephis Village (Etiopía), Xiajiang (China), Ordino (Andorra), Siwa (Egipto), mencionando solamente 10 de las 54 seleccionadas.

Ayer no más, en Puerto Colombia, Atlántico, se inauguró uno de los monumentos más altos del mundo, el faro Ventana de Sueños, con una altura de 70 metros y un destello de luz que cubre 35 kilómetros de distancia, donado por una empresa fabricante de vidrio templado. Lo interesante de esta obra que ya se registra como una de las más altas del mundo en su especie, es que integra el complejo turístico del Malecón del Mar, en el que los primeros meses del 2024 empezará a funcionar el Centro Gastronómico Internacional, junto a una plaza con 30 000 metros de espacio público recuperado; el Mercado Sazón Atlántico también conforma este complejo turístico; allí se realizarán festivales gastronómicos durante todo el año, según señala la gobernadora del Atlántico, Elsa Noguera.

Más allá de los pro y contras que tenga cada una de estas obras que buscan fortalecer el turismo y el empleo en un municipio 36 años más joven que la casi ciudad, se debe destacar el apoyo de la Gobernación del Atlántico y seguramente la gestión del alcalde de Puerto Colombia para impulsar un proyecto de semejantes alcances.

Entre tanto, en la ciudad sin las acacias, con exagerada desvergüenza y nada de sonrojo, se discute la transparencia de «invertir» casi $7500 millones en dos eventicos pueblerinos, que finalizado el puente del 12 de octubre nadie recuerda positivamente. El Reinado Nacional del Turismo (RNT), dizque la joya de mostrar, no aparece ni como colofón en el peor panfleto de la región.   

En columnas anteriores he analizado y denunciado situaciones atípicas, recurrentes y sospechosas que han venido ocurriendo en la forma como equivocadamente se ha administrado el turismo, en una casi ciudad que ni siquiera tiene un punto de información turística en el centro de la casi ciudad; hay un remedo en la Terminal de Transporte, que en época decembrina no tiene quién lo atienda, según un contratista del IMTCF.

Hemos preguntado durante varios años qué logros importantes ha alcanzado el señor Luis Jaime Hernández como líder de Turismo, para que caprichosamente los últimos cuatro o cinco alcaldes le haya permitido continuar sin demostrar resultados ni siquiera aceptables.  Acaso, si el turismo es la fuente de ingresos más significativa de la casi ciudad, ¿no es primordial que esté dirigido por un profesional que demuestre experiencia y resultados destacables?

La desarticulación es otro factor que ha permitido que seamos menos que nada en al ámbito turístico regional y nacional. Hace falta que la Secretaría de Educación, de Desarrollo Económico y Social y la Coordinación de Cultura se fusionen con Turismo, para diseñar estrategias que emprendan tareas y proyectos que coincidan y correspondan al resorte de cada una de ellas en conjunto. ¿Cómo entender un turismo sostenible si no se compagina, acopla, une esfuerzos con la educación, la cultura y la economía de su comunidad?

De hecho, según la OMT, cuando se habla de turismo sostenible se refiere a «fomentar de manera constante un turismo respetuoso con el medioambiente, la protección de la cultura local y que económicamente contribuya a la generación de ingresos y empleo para la comunidad receptora». En este último punto en Girardot, por siempre, se han programado las fiestas y los eventos pensando en aumentar el caudal de los más adinerados y poderosos, pero nunca se piensa en el vendedor ambulante, en el estacionario, en las madres cabeza de familia, en los emprendedores.

Han rechazado la posibilidad de experimentar, de innovar, de explorar alternativas turísticas, como en el caso del pajareo, es decir, la contemplación de aves.

En una conversación con Guillermo Moreno, licenciado en Ciencias Naturales y Educación Ambiental, ambientalista preocupado por la conservación de los bosques secos tropicales, él ve viable que Girardot promocione el turismo científico, que consiste en que estudiantes universitarios realicen sus prácticas en nuestro bosque seco tropical, para «conocer algo que no se encuentra en otra región del mundo». Aprovechando como valores agregados la seguridad en las rutas y la oferta hotelera.

Y aunque la existencia de especies particulares no es abundante, sí reconoce que existen cuatro especies endémicas de bosque seco tropical que les sería interesante conocer a los extranjeros: (Myiarchus apicalis (mosquetero); Euphonia concinna (tochecito) y Ortalis columbiana (guacharaca), exclusivas en Colombia en bosque seco tropical. Al igual que la Stilpnia Vitriolina (cabeza de fosforo), endémica de Colombia y Ecuador.

Incluso, considera que el avistamiento de aves del río Magdalena y sus actividades como la pesca puede convertirse en un atractivo turístico.

Como este ejemplo, debe haber un sinnúmero de alternativas para explorar, y no continuar con el distractor que se inventaron los alcaldes incapaces de gestionar inversión externa, engañando a los girardoteños a creer que la casi ciudad tiene vocación turística, mientras malgastan a su favor miles de millones de pesos.

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.