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En Girardot, fiesta de Reyes sin confinamiento. ¿Por qué no se adoptó?

En Girardot, fiesta de Reyes sin confinamiento. ¿Por qué no se adoptó?

Las razones y alertas que obligaron al Ministerio de Salud y al del Interior para RECOMENDAR las medidas preventivas que hicieron que ciudades como Ibagué y Bogotá decretaran el toque de queda extendido durante el puente festivo de Reyes, deben ser muy serias y preocupantes con respecto al COVID-19.

La instrucción conocida a través de una circular conjunta externa «recomienda medidas diferenciales para los grupos de ciudades-regiones que se encuentran con ocupaciones mayores al 70%, 80% y 90% de unidades de cuidados intensivos».

Y las medidas diferenciales no son más que la «restricción total de la movilidad desde el 7 de enero (ayer), hasta el 12 de enero», con variaciones en los horarios de acuerdo a la complejidad de la situación en UCI.

Ibagué durante el mediodía de ayer informó a través de la alcaldía municipal la decisión de adoptar la recomendación de Minsalud decretando toque de queda general desde las siete de la noche del 7 de enero, hasta las cinco de la mañana del 12 de enero, teniendo en cuenta que dos días atrás el porcentaje de ocupación de camas UCI fue del 98% del total de la capacidad instalada, según lo reflejó en el Decreto 1000-0004 del 7 de enero de 2021.

Como esta, otras ciudades incluidas Bogotá aceptaron la medida de confinamiento estricto hasta el martes 12 de enero. En este escenario no deja de sorprender que la Administración municipal de Girardot no implementara la recomendación hecha por Minsalud.

Ya se ha dado suficiente discusión sobre el concepto de la autoridad por parte del Estado y la responsabilidad individual. Creo que hasta aquí todo es claro y el tema está agotado. Por lo tanto lo que hay que concluir de esto es que existe una corresponsabilidad inseparable entre el Estado y el individuo.

Esto mismo hace que no sea comprensible, tal vez porque no hay una explicación científica, que manteniendo Girardot un porcentaje promedio de ocupación de camas UCI durante todo el mes de enero de 85.23% (sin registro del 4 de enero), y presentando el 6 de enero, día en que se dio a conocer la circular, una ocupación de UCI del 82.9%,  la medida no haya sido acogida, así durante algunas horas el porcentaje haya descendido hasta el 76.3%, de acuerdo al Boletín Epidemiológico de hoy 8 de enero.

Y es que en el caso de Girardot no es solamente la disponibilidad de UCI, sino la proliferación de personas y familias irresponsables que azuzadas por el desespero y la necesidad de salir de Bogotá, máxime ahora con confinamiento extendido en un fin de semana festivo, inundan los municipios cundinamarqueses sin ninguna consideración con sus habitantes. Por el contrario, piensan que debemos agradecerles porque gracias a ellos se «reactiva la economía».

Esta cuestión no es de antipatías o beneplácitos, es una situación literalmente de vida o muerte. No pretendo aparecer como un avezado epidemiólogo, sería irrespetuoso con quienes lo son. Este planteamiento parte del principio de una «cordial recomendación» que hizo Minsalud, y en el porcentaje de ocupación de camas UCI que ha presentado la casi ciudad en los primeros 7 días de enero de 2021.

Claro, es un tema que descubre diferencias circunstanciales en varios sectores de la sociedad: los comerciantes necesitan el tránsito libre de las personas para poder vender sus productos intentando equilibrar varios meses sin producir; los incrédulos, aquellos que no le creen a nada, continúan convencidos de que esto es producto del capitalismo y que los muertos son cifras falsas para poder cobrar el «bono por COVID-19»; los científicos empíricos que confirmaban que «el calor de Girardot mataba el virus»; los que se vienen cuidando responsablemente desde marzo y ven pisoteado su esfuerzo y amenazada su vida por los inmortales; las fuerzas del orden, que con el pasar del tiempo se han quedado sin fuerzas y en desorden; los que quieran o no, tienen que salir a trabajar porque nadie les va a solucionar sus problemas de provisión.  

Y así, cada uno piensa que tiene la razón, cuando aquí lo de subrayar es que si el Ministerio de Salud y el del Interior asumieron esta posición RECOMENDANDO adoptar las medidas antes descritas, es porque epidemiológicamente se ve la necesidad y la velocidad de contagio acelera de tal manera, que dar en este momento una pequeña tregua, por pequeña que parezca, puede significar decenas de muertes potenciales que no deberíamos permitir que sucedieran. No quiere decir esto, claro está, que el Gobierno haya procedido con inteligencia antes de tomar esta medida, parece más bien que es el resultado de una situación que no se mantuvo controlada.

Girardot hoy, 8 de enero, según el Instituto Nacional de Salud (INS) presenta un porcentaje de letalidad del virus del 3.21%, cuando el del país es 2.59%. Cifra importante para analizar.

Tomar decisiones en situaciones como estas no debe ser fácil, es muy alta la responsabilidad para satisfacer las necesidades, los caprichos y los miedos de cada uno de los ciudadanos. Pero cuando el Gobierno central entrega todo listo para adoptar e implementar, y no se hace, queda una gran duda que exige una explicación clara y oportuna.

El tiempo tendrá la palabra.

*Las opiniones plasmadas por los columnistas en ningún momento reflejan o comprometen la línea editorial ni el pensamiento de Plus Publicación.